El drama de los nicaragüenses varados en varios países por la pandemia del coronavirus, que les dificulta el regreso al país, puede ilustrarse en el caso de Eleazar Blandón Herrera, quien falleció recientemente en España.
Eleazar oriundo de Jinotega, una ciudad a más de 140 kilómetros al noreste de Managua, emigró hace 10 meses con la esperanza de mejorar su situación económica y ayudar a sus hijos, dos de ellos cerca de ingresar a la universidad.
Sin embargo, la muerte lo sorprendió el 1 de agosto en España a causa de una ola de calor que afecta a varios países de Europa. Su familia afirma que sufría maltrato laboral en una finca en la que laboraba recolectando frutas y quería regresar a casa.
“Mi mamá había recogido dinero para comprarle un boleto y que se regresara a Nicaragua”, relata a la Voz de América su hermana Karla Francisca Blandón.
Según medios informativos de España, Eleazar murió a causa de “un golpe de calor” en una finca de la ciudad de Lorca, donde hacía sus labores bajo una temperatura de más de 40 grados centígrados.
Karla explicó que su hermano le decía que en el sitio donde trabajaba lo insultaban diciéndole que era “lento, haragán. Cosas que mi hermano no era”, expresó consternada.
Ella recuerda como si fuera ayer, cuando partió hacia España en busca de una mejor oportunidad laboral, tras verse afectado por el desempleo que prevalece en el país, derivado de la crisis sociopolítica que se originó a mediados de abril de 2018.
Además de su boleto, Eleazar llevaba consigo muchos sueños y esperanzas para sacar adelante a su familia, pero el destino los truncó y ahora su familia vive “una pesadilla”.
“Mi mamá le compró el boleto y otro de mis hermanos se lo mandó a Eleazar por WhatsApp”, comenta la hermana a la VOA.
Pero la pandemia retrasó los vuelos hacia Nicaragua, por lo que Eleazar siguió trabajando en la hacienda para conseguir dinero.
Karla tiene como único recuerdo de su hermano una fotografía del día de su graduación de bachillerato. Se encuentra adornada con una veladora y un crucifijo al que le reza para que “Eleazar descanse en paz”.
El viaje de Eleazar
Ana Patricia, otra de las hermanas de Eleazar, lo ayudó a costear el boleto de viaje a España. Ella tiene dos años de residir en el país europeo y cuando él llegó lo recibió con alegría
Inicialmente Eleazar encontró buenos trabajos que le daban para sobrevivir, pero tras reportarse los primeros casos de COVID-19 en España, la situación laboral para él y muchos migrantes cambió drásticamente.
“Ella (Ana Patricia) lo apoyó bastante, había conseguido un trabajo como repartidor de agua y en eso se vino lo de la pandemia y él le dijo a mi hermana que se quería ir a otro lugar llamado Lorca para encontrar trabajo. Estaba desesperado al no trabajar y se fue”, explicó Karla.
Los costos de la repatriación del cadáver
La familia del nicaragüense ha pedido como último deseo poder repatriar el cadáver de Eleazar. El costo oscila entre 5.000 y 7.000 euros (aproximadamente entre 5.900 a 8.239 dólares), una cantidad que la familia no tiene, por lo que se han organizado para hacer colectas en apoyo.
“Queremos traer el cuerpo de mi hermano, hacerle su misa, entierro, mucha gente lo espera”, dice su familiar.
La familia sostiene que hasta el momento se habla de que tanto el gobierno de Nicaragua como el de España se pondrán de acuerdo para agilizar los trámites de la repatriación del cadáver, pero aún es incierto.
Más de 102.000 nicaragüenses han solicitado refugio
Según un reciente informe de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), más de 102.000 nicaragüenses solicitaron refugio en diferentes países del mundo hasta finales de 2019.
El informe de ACNUR detalla que el 85% de las personas que abandonaron el país en medio de la crisis política y económica están en México y Centroamérica.
Entre los países donde los nicaragüenses acuden es Costa Rica. Sin embargo, por dificultades económicas, casi 3.000 solicitantes de asilo han retirado su solicitud y regresaron a Nicaragua, según ACNUR.
"Las actividades económicas en todos los países de asilo para nicaragüenses de la región centroamericana son limitadas, lo que deja a las personas de interés sin poder generar ingresos y se vuelven más dependientes de la asistencia humanitaria", señala ACNUR.
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Vilma Núñez de Escorcia, presidenta del Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (CENIDH) dijo a la VOA que el desplazamiento forzoso del que han sido víctimas estas personas es en parte por la crisis política, que ha generado una crisis económica.
“Se ha exacerbado y puesto más en evidencia el desplazamiento forzoso del que han sido víctimas los nicaragüenses” señala Núñez.
Nicaragua ha endurecido sus políticas hacia sus ciudadanos que han pretendido regresar al país. Recientemente más de 100 nicaragüenses estuvieron varados en la frontera de Costa Rica hasta que una ONG donó las pruebas de COVID-19 que exigía en gobierno para dejarlos regresar.
En otros países también se han reportado grupos de nicaragüenses a la espera de que el gobierno abra sus fronteras para recibir a sus ciudadanos.
“Esta situación es dramática y difícil de describir”, lamentó Núñez de Escorcia.