Unos 2.000 migrantes salieron el lunes de la frontera sur de México en una caravana denominada “Viacrucis Migrante 2024” que busca llegar al centro del país, donde los extranjeros esperan continuar sus trámites ante las autoridades mexicanas o seguir hacia Estados Unidos.
Con la movilización, que partió al amanecer desde la ciudad fronteriza de Tapachula, en el estado de Chiapas, los migrantes buscan mostrar el dolor humano y las dificultades que padecen en su travesía por México como los robos, las violaciones, las extorsiones, los secuestros e incluso la muerte, indicaron activistas que acompañan el contingente.
Los migrantes "tienen que caminar en el sol o en la lluvia kilómetros y kilómetros aguantando hambre. ¿Quién soporta eso?”, expresó el párroco Heyman Vázquez Medina, miembro de la Pastoral de Movilidad Humana de la Iglesia católica.
El sacerdote consideró que la política migratoria de México no ha sido clara porque no resuelve los trámites de regularización e impide a los migrantes abordar el transporte público para avanzar hacia el norte pero los deja caminar por las carreteras donde los detienen para deportarlos.
También lea “Nadie cruza gratis, pagas con dinero o con tu cuerpo”: El multimillonario negocio de la inmigración irregularA los cuestionamientos se sumó el coordinador de la organización civil local Centro de Dignificación Humana AC, Luis García Villagrán, quien acusó al gobierno mexicano de endurecer la estrategia contra los migrantes y de perseguirlos de forma implacable.
“Quieren detener estos flujos masivos y ellos no han podido controlar. El único beneficiado en estos nudos humanos es el crimen organizado”, aseguró García Villagrán.
Desde inicios de año las autoridades migratorias han intensificado las detenciones de extranjeros tras los acuerdos a los que llegaron entre diciembre y enero los gobiernos de México y Estados Unidos para hacer frente al creciente flujo migratorio. Pese a los operativos, miles de migrantes han continuado llegando a la frontera norte para intentar pasar hacia el territorio estadounidense.
El guatemalteco Daniel Godoy decidió sumarse al viacrucis junto a su esposa y dos hijos luego de esperar cuatro meses sin respuesta los trámites de regularización.
“Todavía no había fecha para la tarjeta, para el permiso. Decidimos mejor venirnos por nuestra propia cuenta”, dijo Godoy mientras caminaba por una carretera de Chiapas.
El hombre llevaba sobre los hombros a su niña de dos años y su esposa cargaba a un bebé de apenas seis meses.
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