Una volea salvadora de Marcos Rojo rescató a la Argentina del abismo y le dio el martes la victoria 2-1 sobre Nigeria, para depositarla en los octavos de final de la Copa del Mundo.
Aún sin encontrar el funcionamiento ideal, Argentina sigue con vida en Rusia. Por lo menos, sacaron la garra y apareció la genialidad individual de Lionel Messi.
El argentino Lionel Messi celebra después del partido del Grupo D entre Argentina y Nigeria en la Copa Mundial de fútbol 2018 en el estadio de San Petersburgo en San Petersburgo, Rusia, el martes 26 de junio de 2018. Argentina ganó por 2-1. (AP Photo / Dmitri Lovetsky)
Eso, y la derrota de Islandia por 2-1 ante Croacia bastó para que Argentina y Messi se cite con Francia en la siguiente fase. El propio Messi anotó el primer gol albiceleste con un fulminante derechazo apenas a los 14 minutos.
Pero un penal cometido por Javier Mascherano y convertido por Victor Moses empató el marcador a los 48. A ello, siguieron otros pasajes espeluznantes de una Argentina que no carbura pero que fue salvada por una lucha incesante y por Rojo, un defensor relegado a la suplencia en el Manchester United.
El argentino Marcos Rojo, izquierda, anota el segundo gol de su equipo contra Victor Moses de Nigeria durante el partido del grupo D entre Argentina y Nigeria, en la Copa Mundial de fútbol 2018 en el Estadio St. Petersburg en San Petersburgo, Rusia, el martes 26 de junio de 2018.
En momentos en que el empate dejaba a la Albiceleste fuera, Gabriel Mercado envió un centro que Rojo impactó con la parte interna del botín izquierdo para vencer al arquero Francis Uzoho.
Con cuatro puntos, Argentina avanzó como segunda del Grupo D.
Los fanáticos del fútbol celebran el gol argentino de Marcos Rojo durante una transmisión en vivo del partido de fútbol de la Copa Mundial Rusia 2018 contra Nigeria, en Buenos Aires, Argentina, el martes 26 de junio de 2018. (Foto AP Jorge Saenz)