El aumento desmedido de casos de COVID-19, que en las Américas superan los 54 millones, motivó que organizaciones como Médicos sin Fronteras busquen impulsar una iniciativa liderada por India y Sudáfrica, para que se liberen las patentes de las vacunas contra la enfermedad, a fin de agilizar un acceso más equitativo, especialmente para países pobres.
A la fecha un poco más de 100 países apoyan la petición que busca combatir la inequidad que viven los países pobres y en vías de desarrollo para poder acceder a las vacunas.
Germán Casas, presidente de Médicos sin Fronteras para América Latina explicó a la Voz de América que la campaña, impulsada por el organismo que representa, exhorta a la sociedad civil de los países que apoyan esta iniciativa para que firme un “manifiesto” con el objeto de que la Organización Mundial del Comercio (OMC) libere las patentes de las vacunas.
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Para Casas, la razón para justificar la liberación es sencilla y llana, ¿Por qué? “Porque es una emergencia mundial. La única posibilidad que tenemos […] de vencer el COVID-19 es que nos inmunicemos en una gran proporción y de una manera rápida, estamos viendo como estamos perdiendo esa batalla porque las patentes de las vacunas están en muy pocas manos”.
Una opinión similar tiene Stephania Passalacqua, miembro del Consejo Asesor Científico de Vacunas COVID-19, en Chile, país que ha vacunado con la primera dosis a más de 5 millones 600 mil personas.
Passalacqua asevera que el mundo entero está en una carrera contra el tiempo y una eventual concesión de licencias motivaría la producción de vacunas en otros puntos, como India, Sudáfrica o Brasil.
“Uno entiende desde el punto de vista del investigador, la propiedad intelectual, pero en este momento es una situación de vida o muerte”, reconoce la experta, para quien pese a que la iniciativa COVAX de la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha avanzado en el tema del acceso a las vacunas por parte de los países pobres, “aún hay mucho camino que recorrer”, porque el mayor porcentaje de inoculaciones está en pocas manos.
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“Si uno revisa las cifras del total de vacunas administradas a la fecha que son más o menos 200 millones (según la OMS), se concentran en un 75% en 10 países aproximadamente del mundo […] por lo tanto es cierto que a pesar de los esfuerzos que se han hecho existe inequidad”, apunta Passalacqua.
¿Es posible liberar la patente de una vacuna?
Según explicó a la Voz de América el abogado ecuatoriano Pedro Córdova, especialista en temas de propiedad intelectual, lo que se puede hacer, en medio de esta crisis, es “dar licencias obligatorias a terceras personas [farmacéuticas en otros países] para que también fabriquen la patente”.
Sin embargo, esta “liberación” no es gratis, de acuerdo con el jurista. “Como es una licencia estas farmacéuticas tendrían que pagar un valor, una regalía, a la inventora de la patente”.
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Córdova afirma que este valor puede ser bajo porque el interés estaría en que se produzca en masas las vacunas o el medicamento del cual se libere la patente.
Aunque el tema del tiempo en un caso normal para un trámite de patente suele demorarse, aunque una farmacéutica dueña de una vacuna, en este caso, puede perfectamente renunciar o no solicitar la protección a la oficina de patentes en ningún país para no tener el monopolio legal.
Países desarrollados han mostrado sus diferencias frente a la posibilidad de manejar de algún modo las patentes de las vacunas, mientras que la OMC ha dejado abierta una posibilidad de seguir buscando soluciones en el marco del Acuerdo sobre Derechos de la Propiedad Intelectual relacionados con el Comercio y llamó a incrementar la producción en países desarrollados.
(Colaboración Lenny Castro)