Una serie de desastres medioambientales por la toma clandestina de crudo y la falta de controles sobre el uso del agua afecta a la fauna y la agricultura mexicana desde los últimos días de agosto.
Hasta la mañana del lunes se habían extraído 53 toneladas de peces muertos, casi todos tilapias, en el lago de Cajititlán, según la Secretaría de Medio Ambiente y Desarrollo Territorial del estado de Jalisco, al oeste del país.
“Necesitamos que se reconozca un proceso de contaminación y degradación”, dijo a The Associated Press la titular de la Secretaría, Magdalena Ruiz. “Es una contingencia ambiental severa”.
La funcionaria señaló que se han enviado trabajadores para apoyar a los pescadores locales en la retirada de los peces muertos, así como técnicos para evaluar la situación de las plantas de tratamiento de aguas de la ribera del lago, ya que se sospecha de la responsabilidad de algunas empresas.
El doctor Manuel Guzmán Arroyo, director del Instituto Limneología de la Universidad de Guadalajara, dijo a The Associated Press que se trataba de un problema provocado por el nivel de agua del lago, demasiado bajo para cubrir las necesidades de oxígeno de los peces.
"El lago tiene problemas porque le sacan demasiada agua. Una ventisca fuerte puede remover el fondo se levantan los sedimentos, se mezcla y se agota el oxígeno en el agua", dijo Guzmán.
“En el pasado se ha dado ese hecho. Desde un pequeño terremoto o una corriente de aire muy fuerte puede reducir el nivel de oxígeno", añadió.
La Procuraduría Estatal de Protección verifica si se están vertiendo lodos residuales al medio ambiente, según su titular, David Cabrera Hermosillo.
“Lo que a nosotros nos toca son los lodos que provocan esas plantas y no se ha podido acreditar su correcto manejo”, dijo.
El director de la Comisión Estatal de Agua, Luis Aceves Martínez, afirmó que “ni siquiera nos dejan entrar a las plantas. Si entramos, probablemente vamos a encontrar unas condiciones erróneas respecto a cómo debe mantenerse una planta”.
Al evento de Jalisco se le suma una fuga de gasolina en el estado de Veracruz, al sureste del país.
Ulises Rodríguez, procurador del Medio Ambiente del estado, anunció el lunes que denunciaría a Petróleos Mexicanos por una fuga de gasolina que continúa extendiéndose desde el 27 de agosto en el río Hondo, pese a los trabajos de limpieza y corre el riesgo de afectar la flora y fauna de la Laguna María Lizamaba.
Ambos incidentes se suman a otro derrame de petróleo del oleoducto Madero-Cadereyta que afectó al río San Juan en el estado de Nuevo León, al norte del país.
Muchos de los derrames de petróleo y gasolina se deben a tomas clandestinas en los oleoductos de la empresa petrolera mexicana, a la cual las autoridades acusan en ocasiones de no ofrecer mantenimiento y seguridad suficientes a sus instalaciones de transporte de combustible.