Una vez más el presidente de EE.UU., Donald Trump, se refirió a la caravana de migrantes que se dirige a territorio estadounidense y pidió que se regresen a su país.
En un nuevo tuit, el jueves por la tarde, el mandatario estadounidense reiteró que "no estamos permitiendo que personas ingresen ilegalmente a EE.UU.". Pidió a los migrantes que se regresen y que "si desean soliciten la ciudadanía como miles de personas lo están haciendo".
De esta manera, Trump hace referencia a los que buscan llegar a Estados Unidos bajo los mecanismos legales y que deben enfrentar una larga lista de espera.
El presidente Trump también señaló el jueves por la mañana que hará uso de la fuerza militar para atender “esta emergencia nacional” al referirse a la caravana de migrantes que reinició su viaje rumbo a EE.UU.
A través de su cuenta de Twitter, Trump avaló lo que dijo Brandon Judd, miembro del Consejo Nacional de la Patrulla Fronteriza. El funcionario aseguró que "las leyes inspiradas por los demócratas nos dificultan detener a las personas en la frontera" y prometió que los migrantes de la caravana “serán detenidos”.
Posteriormente, la agencia AP informó que el secretario de Defensa, James Mattis, estaría a punto de firmar una orden para enviar al menos 800 miembros de las fuerzas armadas a la frontera EE.UU.-México, con el fin de frenar el ingreso de la caravana de migrantes, que reanudó el miércoles su viaje rumbo a Estados Unidos.
El Pentágono, sin embargo, informó que aún no ha recibido órdenes de enviar efectivos para velar por la seguridad en la frontera.
La semana pasada, Trump ya había advertido sobre el posible uso de uniformados para detener la caravana de inmigrantes proveniente de América Central, especialmente de Honduras. En ese momento, el presidente estadounidense amenazó con cortar fondos a los países involucrados y que, según el mandatario, no han podido hacer nada para detener a sus ciudadanos.
México de inmediato tomó acciones y solicitó ayuda al Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) para garantizar un proceso de registro ordenado, dirigido a los inmigrantes que quieran solicitar asilo en ese país. Al mismo tiempo, sin embargo, el gobierno mexicano resaltó que los migrantes que no cumplan con las leyes nacionales, serían regresados a sus países de origen.
Al respecto, Fluvio Ruíz Alarcón, asesor del presidente electo de México, Juan Manuel López Obrador, dijo a la Voz de América que respeta la decisión del gobierno estadounidense, pero que México continuará con una atención más humanitaria hacia los migrantes.
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"Debo, en los términos más enérgicos, pedir a México que detenga este ataque, y si no puedo hacerlo, llamaré a los militares de EE. UU. ¡Y CERRARÅ NUESTRA FRONTERA SUR!" Trump tuiteó.
Este jueves, la extensa caravana de migrantes que busca llegar a Estados Unidos se puso nuevamente en marcha, formando una columna de más de kilómetro y medio de largo saliendo de Mapastepec, ciudad en el sur de México.
Durante una noche lluviosa, la mayoría de migrantes habían pernoctado en la plaza del pueblo. Habitantes del municipio de unas 45.000 personas, se unieron a iglesias y voluntarios en la instalación de carpas portátiles, donde ofrecían algunos medicamentos y donaron biberones, ropa y duchas.
La caravana creció dramáticamente poco después de cruzar la frontera, el 19 de octubre, pero poco a poco, la enfermedad, el miedo y el acoso policial la ha ido reduciendo de 7 mil migrantes a entre 4.000 y 5.000. Quienes aún hacen parte de la masiva marcha, dicen estar agostados, tras haber acampado la noche anterior, cobijados con bolsas de plástico.
La caravana ingresó por el extremo sur de México y ha avanzado unos 150 kilómetros (95 millas) de los más de 1.600 km que hay hasta la frontera con Estados Unidos. La siguiente escala es Pijijiapan, a unos 40 km (25 millas) de distancia. Así ha sido su recorrido hasta el momento: