Judy Gross clama al gobernante cubano porque su esposo sea liberado y le recuerda que el mes pasado un grupo de la ONU concluyó que su encarcelamiento es arbitrario.
La esposa del estadounidense Alan Gross, quien cumple 15 años de prisión en Cuba, envió una carta al gobernante cubano Raúl Castro en la que le pide que el contratista sea liberado.
Gross está preso desde diciembre de 2009 en La Habana por actos contra la “independencia y la integridad territorial del estado cubano” tras haber llevado a la isla equipos de conexión a Internet para la comunidad judía cubana.
En la misiva, Judy Gross pone de relieve que el mes pasado un grupo de trabajo de la ONU integrado por cinco expertos legales independientes de Chile, Noruega, Pakistán, Senegal y Ucrania dictaminó que el encarcelamiento del estadounidense es “arbitrario”.
Al pedir al gobierno cubano la liberación inmediata del contratista, el Grupo sobre Detenciones Arbitrarias destacó que los tribunales de primera y segunda instancias que juzgaron a Gross no ejercieron sus funciones de manera imparcial.
También determinó que al estadounidense debió concedérsele el beneficio de ser liberado bajo fianza mientras aguardaba juicio, en lugar de haber sido mantenido preso durante más de 14 meses.
En sus conclusiones, los expertos dijeron que su encarcelamiento viola derechos reconocidos en los Artículos 9, 10 y 11 de la Declaración Universal de Derechos Humanos.
Judy Gross recuerda a Castro en la misiva que cuando el senador Patrick Leahy visitó Cuba hace casi un año, él mismo le dijo al legislador que “sabía que Alan no era un espía”.
Además lepide a Castro que su esposo pueda ser examinado por un médico de “un país neutral” que haga un diagnóstico creíble sobre la tumoración que tiene en un hombro, un posible cáncer de próstata, su dolorosa artritis, y una tos crónica.
“Alan tiene este derecho –dice–en virtud de la Convención contra la Tortura y otros tratos Crueles, Inhumanos y Degradantes, un tratado que su gobierno suscribió”.
La esposa del contratista ruega en la carta a Castro que se compadezca de los sufrimientos de su familia, entre ellos la reiterada petición humanitaria de Gross a las autoridades cubanas, sin respuesta, para que le permitan visitar a su madre de 90 años que estaría a punto de morir de cáncer.
En adición, la hija mayor de Gross fue operada de cáncer, su hermana menor sobrevivió a un accidente automovilístico causado por las preocupaciones sobre su padre, hace dos semanas su suegra murió, y el mes pasado su cuñada sufrió una intervención quirúrgica en el cerebro.
Gross está preso desde diciembre de 2009 en La Habana por actos contra la “independencia y la integridad territorial del estado cubano” tras haber llevado a la isla equipos de conexión a Internet para la comunidad judía cubana.
En la misiva, Judy Gross pone de relieve que el mes pasado un grupo de trabajo de la ONU integrado por cinco expertos legales independientes de Chile, Noruega, Pakistán, Senegal y Ucrania dictaminó que el encarcelamiento del estadounidense es “arbitrario”.
Al pedir al gobierno cubano la liberación inmediata del contratista, el Grupo sobre Detenciones Arbitrarias destacó que los tribunales de primera y segunda instancias que juzgaron a Gross no ejercieron sus funciones de manera imparcial.
También determinó que al estadounidense debió concedérsele el beneficio de ser liberado bajo fianza mientras aguardaba juicio, en lugar de haber sido mantenido preso durante más de 14 meses.
En sus conclusiones, los expertos dijeron que su encarcelamiento viola derechos reconocidos en los Artículos 9, 10 y 11 de la Declaración Universal de Derechos Humanos.
Judy Gross recuerda a Castro en la misiva que cuando el senador Patrick Leahy visitó Cuba hace casi un año, él mismo le dijo al legislador que “sabía que Alan no era un espía”.
Además lepide a Castro que su esposo pueda ser examinado por un médico de “un país neutral” que haga un diagnóstico creíble sobre la tumoración que tiene en un hombro, un posible cáncer de próstata, su dolorosa artritis, y una tos crónica.
“Alan tiene este derecho –dice–en virtud de la Convención contra la Tortura y otros tratos Crueles, Inhumanos y Degradantes, un tratado que su gobierno suscribió”.
La esposa del contratista ruega en la carta a Castro que se compadezca de los sufrimientos de su familia, entre ellos la reiterada petición humanitaria de Gross a las autoridades cubanas, sin respuesta, para que le permitan visitar a su madre de 90 años que estaría a punto de morir de cáncer.
En adición, la hija mayor de Gross fue operada de cáncer, su hermana menor sobrevivió a un accidente automovilístico causado por las preocupaciones sobre su padre, hace dos semanas su suegra murió, y el mes pasado su cuñada sufrió una intervención quirúrgica en el cerebro.