A los candidatos demócrata y republicano a la presidencia de EE.UU. ya sólo les queda el fin de semana para dar el último impulso a sus respectivas campañas en pos de la Casa Blanca.
Luego de meses de intensa campaña electoral, al presidente Barack Obama y a su rival, el republicano Mitt Romney, les queda sólo este fin de semana para recabar el voto de los estadounidenses y conseguir que el próximo martes la mayor cantidad posible de electores vaya a las urnas.
Tanto Obama como Romney tienen en su agenda desde ahora hasta ese día un maratón de mítines electorales, prácticamente sin descanso, habida cuenta de lo cerrada que a juzgar por las encuestas se anticipan las elecciones.
En el ya escaso tiempo que resta antes de la votación, ambos contendientes se centrarán principalmente en hacer acto de presencia en los estados más disputados, que en total conceden 95 de los 270 votos electorales que un candidato necesita para proclamarse ganador de los comicios presidenciales.
La clave a estas alturas, según subrayan los expertos, no está en hacer campaña en los estados y ciudades que cada partido da prácticamente por seguros, sino en garantizarse el voto de los electores inscritos como independientes y hacer que los registrados como demócratas o republicanos salgan efectivamente a votar.
De esta manera, Obama y Romney, así como sus segundos en la boleta, el demócrata Joe Biden y el republicano Paul Ryan, enfocarán todos los esfuerzos de última hora en Colorado, Florida, Iowa, Ohio, New Hampshire, Nevada, Virginia y Wisconsin.
En adición a estos, los estrategas de la campaña de Romney han decidido apostarles además a dos estados considerados con más inclinación demócrata: Michigan y Pennsylvania, puesto que son cruciales para que el presidente pueda perfilarse como ganador.
La guerra de los anuncios publicitarios también se recrudecerá de ahora hasta el martes, y un comercial ya difundido en Florida por el partido republicano vincula al presidente demócrata Obama con Hugo Chávez y con Fidel Castro, después de que el gobernante venezolano dijo que votaría por Obama, al igual que lo hizo una sobrina de Castro.
Mientras tanto, la campaña de Obama difundió anuncios de radio y televisión en los que se destaca el respaldo dado al presidente demócrata por el exsecretario de Estado Colin Powell, un prominente republicano.
Tanto Obama como Romney tienen en su agenda desde ahora hasta ese día un maratón de mítines electorales, prácticamente sin descanso, habida cuenta de lo cerrada que a juzgar por las encuestas se anticipan las elecciones.
En el ya escaso tiempo que resta antes de la votación, ambos contendientes se centrarán principalmente en hacer acto de presencia en los estados más disputados, que en total conceden 95 de los 270 votos electorales que un candidato necesita para proclamarse ganador de los comicios presidenciales.
La clave a estas alturas, según subrayan los expertos, no está en hacer campaña en los estados y ciudades que cada partido da prácticamente por seguros, sino en garantizarse el voto de los electores inscritos como independientes y hacer que los registrados como demócratas o republicanos salgan efectivamente a votar.
De esta manera, Obama y Romney, así como sus segundos en la boleta, el demócrata Joe Biden y el republicano Paul Ryan, enfocarán todos los esfuerzos de última hora en Colorado, Florida, Iowa, Ohio, New Hampshire, Nevada, Virginia y Wisconsin.
En adición a estos, los estrategas de la campaña de Romney han decidido apostarles además a dos estados considerados con más inclinación demócrata: Michigan y Pennsylvania, puesto que son cruciales para que el presidente pueda perfilarse como ganador.
La guerra de los anuncios publicitarios también se recrudecerá de ahora hasta el martes, y un comercial ya difundido en Florida por el partido republicano vincula al presidente demócrata Obama con Hugo Chávez y con Fidel Castro, después de que el gobernante venezolano dijo que votaría por Obama, al igual que lo hizo una sobrina de Castro.
Mientras tanto, la campaña de Obama difundió anuncios de radio y televisión en los que se destaca el respaldo dado al presidente demócrata por el exsecretario de Estado Colin Powell, un prominente republicano.