Se agita más la tormenta desatada en el Congreso luego del canje por cinco talibanes presos en Guantánamo de un sargento estadounidense que pasó casi cinco años cautivo en Afganistán.
La Casa Blanca lleva una semana acosada por quienes critican el canje de cinco talibanes por el sargento estadounidense Bowe Bergdahl bajo el argumento de se ha puesto en riesgo la seguridad nacional.
Algunos legisladores impugnan la decisión del presidente Barack Obama porque según ellos los talibanes excarcelados de Guantánamo tomarán nuevamente las armas para combatir a estadounidenses.
Otros fundamentan sus críticas en que el intercambio de prisioneros fue un acuerdo inapropiado en base a las versiones de algunos de los excompañeros de armas de Bergdahl que aseguran que éste desertó de su unidad militar en Afganistán.
El enredo político se ha hecho mayor después de que la cadena estadounidense NBC entrevistó a un comandante de los talibanes quien aseguró que uno de los excarcelados, Noorullah Noori, tiene planes de regresar a combatir en Afganistán.
“Después de llegar a Qatar, Noorullah Noori ha estado insistiendo en que volverá a hacer la guerra a las fuerzas estadounidenses en Afganistán”, dijo la fuente.
Uno de los familiares del talibán indicó que a los guerrilleros liberados se les habría prometido por escrito que ningún país los arrestará mientras vivan pacíficamente durante un año.
Bajo los términos del acuerdo, los excomandantes talibanes permanecerían un año bajo control de las autoridades en Qatar sujetos a “restricciones de movimiento y actividades”.
Aunque tales restricciones significarían que no pueden viajar fuera del territorio de ese emirato árabe, otra fuente dijo a NBC que dentro de Qatar el movimiento no les ha sido limitado.
Una declaración difundida por el máximo cabecilla de los talibanes, el mulá Mohamed Omar, felicitó a los excarcelados y calificó el canje de prisioneros de “gran victoria”.
En Washington, el senador Marco Rubio es uno de los que lo ven de otra manera, como algo “muy alarmante (…) que puede poner en peligro vidas de estadounidenses”. El influyente senador John McCain se ha expresado de manera similar.
Legisladores que una vez defendieron la idea de conseguir la liberación de Bergdahl como el representante Richard B. Nugent, quien presentó en el Congreso dos resoluciones con esa finalidad, ahora piensan que Obama hizo mal.
Según Nugent, el presidente “ha puesto a nuestras tropas y aliados en un riesgo injustificado”. También otros legisladores que celebraron la liberación del sargento como la senadora Jeanne Shaheen han pedido ahora que haya una “completa investigación”.
Algunos legisladores impugnan la decisión del presidente Barack Obama porque según ellos los talibanes excarcelados de Guantánamo tomarán nuevamente las armas para combatir a estadounidenses.
Otros fundamentan sus críticas en que el intercambio de prisioneros fue un acuerdo inapropiado en base a las versiones de algunos de los excompañeros de armas de Bergdahl que aseguran que éste desertó de su unidad militar en Afganistán.
El enredo político se ha hecho mayor después de que la cadena estadounidense NBC entrevistó a un comandante de los talibanes quien aseguró que uno de los excarcelados, Noorullah Noori, tiene planes de regresar a combatir en Afganistán.
“Después de llegar a Qatar, Noorullah Noori ha estado insistiendo en que volverá a hacer la guerra a las fuerzas estadounidenses en Afganistán”, dijo la fuente.
Uno de los familiares del talibán indicó que a los guerrilleros liberados se les habría prometido por escrito que ningún país los arrestará mientras vivan pacíficamente durante un año.
Bajo los términos del acuerdo, los excomandantes talibanes permanecerían un año bajo control de las autoridades en Qatar sujetos a “restricciones de movimiento y actividades”.
Aunque tales restricciones significarían que no pueden viajar fuera del territorio de ese emirato árabe, otra fuente dijo a NBC que dentro de Qatar el movimiento no les ha sido limitado.
Una declaración difundida por el máximo cabecilla de los talibanes, el mulá Mohamed Omar, felicitó a los excarcelados y calificó el canje de prisioneros de “gran victoria”.
En Washington, el senador Marco Rubio es uno de los que lo ven de otra manera, como algo “muy alarmante (…) que puede poner en peligro vidas de estadounidenses”. El influyente senador John McCain se ha expresado de manera similar.
Legisladores que una vez defendieron la idea de conseguir la liberación de Bergdahl como el representante Richard B. Nugent, quien presentó en el Congreso dos resoluciones con esa finalidad, ahora piensan que Obama hizo mal.
Según Nugent, el presidente “ha puesto a nuestras tropas y aliados en un riesgo injustificado”. También otros legisladores que celebraron la liberación del sargento como la senadora Jeanne Shaheen han pedido ahora que haya una “completa investigación”.