En la localidad de Algarrobo, un pueblo costero en el centro de Chile, se abrió recientemente otra ventana al pasado tras el hallazgo de restos óseos del reptil marino de la prehistoria conocido como elasmosaurio.
Todo comenzó cuando los habitantes de Algarrobo alertaron tiempo atrás a las autoridades sobre una roca, que de acuerdo con la descripción que hicieron, tenía formas inusuales en su interior.
La comunidad científica no lo dudó, en parte porque Algarrobo se destaca como el único yacimiento en todo el Pacífico suramericano con rocas de 70 millones de años, en el que ya han sido encontrados fósiles de mosasaurios y otros vertebrados marinos.
Así que se trata de reliquias de una época en la que los dinosaurios dominaban la tierra y los reptiles marinos reinaban en los océanos.
Esta área ha sido clave en la reconstrucción del período Cretácico Superior, al albergar una gran diversidad de especies, incluyendo tortugas, una variedad de tiburones y peces óseos.
Ante el aviso de pobladores, científicos de la Red Paleontológica de la Universidad de Chile se dirigieron a la playa donde estaba la roca. Una vez en el lugar, confirmaron que la piedra contenía un fósil, específicamente vértebras articuladas.
"Como está tan completo este individuo, podemos tener elementos anatómicos que entreguen información valiosa del ordenamiento de los elasmosaurios del extremo sur del mundo", dijo a la Voz de América el paleontólogo Héctor Ortiz, que fue parte del equipo que completó el hallazgo.
Los investigadores explicaron que la pérdida de arena de la playa, debido a la erosión, ha permitido que broten estos restos resguardados en el mar durante millones de años.
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Características del fósil descubierto
Miembros de la Red Paleontológica comenzaron el peritaje de la roca y determinaron que los restos óseos del prehistórico elasmosaurio tiene 7 metros de largo. Esta especie además se caracterizó por poseer cabezas proporcionalmente pequeñas, cuellos extremadamente alargados, cuerpos hidrodinámicos y cuatro aletas.
La especie alcanzaba de 14 metros de largo y llegó a pesar incluso 2 toneladas.
Tras el hallazgo, la casa de estudio se puso como meta rescatar completamente el fósil de elasmosaurio. El resultado entusiasmó a los científicos.
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El paleontólogo Ortiz explicó a la VOA que la primera expedición tuvo lugar en noviembre de 2023, un período de la investigación que se basó en el borde costero y que implicaba trabajar hasta en horarios de la madrugada para aprovechar los episodios de mareas bajas.
Aunque se pudo recuperar abundante material, la campaña no logró esa vez su objetivo de hacer la extracción completa, principalmente debido a las dificultades asociadas a la inundación de la zona por el efecto de las mareas.
En esas condiciones, la disposición del esqueleto dentro de la roca solo se fue descubriendo a medida que se retiraron los bloques.
Es por esta razón que, para continuar con la tarea, programaron una segunda expedición que se desarrolló entre el 8 y 11 de abril de 2024. En esta oportunidad, el equipo logró extraer grandes bloques de roca con vértebras a la vista de este elasmosaurio.
Los materiales fueron trasladados hasta la Facultad de Ciencias de la Universidad de Chile para su limpieza y estudio, junto a las piezas fósiles recuperadas en la primera campaña.
“Solo se habían encontrado restos fragmentarios, y ahora estamos por fin pudiendo excavar un esqueleto que parece estar más completo, donde ya sabemos que hay bastante elementos vertebrales, elementos que parecen ser parte de la cintura, y elementos craneales", explicó el líder del proyecto e investigador de la Red Paleontológica de la Universidad de Chile, Rodrigo Otero.
Hasta ahora, la mayoría de las piezas fósiles están encerradas en bloques de concreción, y apenas unos huesos están visibles, por lo que la siguiente fase es la remoción del sedimento para liberar los restos fósiles de estas rocas. El proceso se desarrolla bajo condiciones controladas en el laboratorio.
Le sigue el trabajo científico y comparativo, sobre todo respecto a otros materiales de elasmosaurios, donde son particularmente interesantes los otros especímenes hallados en Suramérica, pero también los de Antártica, Australia y Nueva Zelandia, dijeron los expertos.
Dada la abundancia y calidad del material recuperado, los científicos vaticinan una alta probabilidad de identificar si el reptil marino en cuestión es una nueva especie o simplemente otro ejemplar de una especie ya conocida.
"Podemos confirmar que efectivamente hemos recuperado elementos craneales y, por lo tanto, es un espécimen que va a ser -sin duda- mucho más informativo de lo que hasta ahora habíamos podido recuperar en esta localidad y en rocas de esta edad en Chile”, concluyó Otero.
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