Una solución para la emigración centroamericana, a corto o largo plazo, involucra el compromiso de varias naciones de la región para enfrentarla con medidas permanentes.
Esa es la perspectiva que plantean los expertos al considerar que el problema emigratorio de los guatemaltecos, hondureños y salvadoreños tiene sus raíces en la violencia generada por los cárteles del narcotráfico, las maras y la pobreza.
“Los límites de inseguridad comprometen a varios países que tienen que asumir la tarea de garantizar un convivencia pacífica donde el desarrollo permita trabajos que ayuden a la población a quedarse en sus lugares de origen”, destaca el analista político mexicano y profesor de la Universidad Autónoma de México, Javier Oliva en entrevista con la Voz de América.
“Me parece que esta solución sería la más viable, si es de largo plazo, pero sin duda alguna reclama una coordinación de programas muy amplios de inversiones y de desarrollo de los países directamente involucrados que yo vería son desde Canadá hasta Panamá”, enfatizó el experto.
Escuche la entrevista con el profesor Javier Oliva.
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Oliva afirma que México está enfocado en su proceso de multilateralidad y dentro de ese marco hace todos los esfuerzos para cooperar con Estados Unidos. “El territorio mexicano es tierra de paso y eso hacer que tengamos un compromiso para apoyar a todas esas naciones que han pasado por un fenómeno igual al que nosotros vivimos”, dijo Oliva.
El profesor Oliva recordó que en un momento de la historia moderna la emigración era circular, vale decir que ingresaba a Estados Unidos por un tiempo y luego volvía a su país de origen para convertirse en consumidor, lo que permitía un movimiento económico en ambos puntos.
“Este fenómeno cambio con una política de estricto control fronterizo que, de pronto, es el que alienta la inmigración ilegal”, concluyó el experto.