El presidente afgano, Ashraf Ghani, dijo que el grupo Estado islámico ha reivindicado el ataque suicida del sábado en el que murieron al menos unas 33 personas y otras 100 resultaron heridas.
La misión de asistencia de la ONU en Afganistán condenó el ataque y declaró que el uso de ataques suicidas en zonas muy pobladas puede ser un crimen de guerra. La declaración exige someter a la justicia de manera inmediata a los responsables del ataque.
Fazal Ahmad Shirzad, el jefe policial de la provincia de Nangarhar dijo a los periodistas que el ataque ocurrió el sábado frente a un banco en la ciudad oriental de Jalalabad, donde los empleados del gobierno reciben sus cheques.
El talibán había negado responsabilidad por el ataque, el cual calificó de “acto malévolo”.