Entre politólogos y analistas a lo largo del hemisferio hay consenso en los temas que marcarán la relación de la nueva administración en la Casa Blanca con América Latina, y entre los principales citan la inmigración, las políticas comerciales, las sanciones contra Venezuela y la relación con Cuba.
“De una u otra manera vamos a ver que las políticas de control de la migración van a continuar, especialmente por temas de seguridad, pero también siempre hay esta relativa apertura, porque estas economías necesitan de la mano de obra de nuestros países”, explicó el analista político Rolando Sierra.
La experiencia previa del nuevo presidente electo estadounidense con los países del Triángulo Norte, adquirida directamente durante la administración de Barack Obama, podrá ser un indicio de las políticas hacia estos países, explicó a la Voz de América Yahir Dabro, de la Asociación de Investigación y Estudios Sociales.
Desde su punto de vista, habrá una mayor cooperación, pero “es muy probable que haya otro tipo de matices”.
“Por ejemplo, América Crece puede dar un giro, digamos en cuanto a un énfasis más social del apoyo de la cooperación internacional de Estados Unidos en Centroamérica, específicamente en el norte de Centroamérica, y probablemente veamos una relación un poco más cercana, muy cordial, que la gestión del presidente Trump no la ha tenido”, explicó Dabro.
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El tono y el énfasis también cambiarían frente a la crisis venezolana, aseguró la analista política Ana Milagros Parra. Más efectividad en la búsqueda de una salida pacífica de Nicolás Maduro del poder y mayor énfasis en atender la crisis humanitaria, serían los pilares de esta aproximación.
“Va a buscar una aproximación como más negociada o más estratégica. Me gusta decir la palabra estratégica, además de negociada, las sanciones para él tienen una importancia, él hace mucho ahínco en la ayuda humanitaria y lo dijo Kamala Harris”, valoró Parra.
También lea ¿Qué esperar de las políticas del proyectado nuevo gobierno Biden hacia América Latina?Agregó que “quizá por ahí vemos (que) las sanciones a PDVSA no se van a levantar. No pienso que se vayan a levantar a PDVSA, pero sí se pueden flexibilizar un poco para que entre gasolina, porque la principal, uno de los principales intereses, es la ayuda humanitaria y que ayude a la población venezolana, y que ese pensamiento que la gente dice ‘mira las sanciones están afectando a las personas’ no se tenga ya”.
Para los venezolanos en Estados Unidos, la entrante administración lanzará el salvavidas del TPS, indicó a la Voz de América Leopoldo Martínez, abogado venezolano y miembro del Comité Nacional Demócrata.
“Hay 200.000 venezolanos en Estados Unidos que se encuentran en una situación migratoria vulnerable. Hay más de 3.000 en proceso de deportación, hay más de 600 detenidos, y Biden ha dicho desde el primer día: ‘al mismo tiempo que voy a luchar con la comunidad internacional por recuperar la democracia venezolana y atender la crisis humanitaria que hay en Venezuela, voy a darle protección migratoria temporal TPS a los venezolanos’”.
“Y estos venezolanos que van a recibir el TPS, una vez que se puedan mantener en Estados Unidos legalmente trabajando, van a poder no solamente continuar con sus vidas aquí mientras se atiende la grave crisis de Venezuela, sino quizás puedan ayudar a sus familias en Venezuela con alguna remesa”, explicó Martínez.
A juicio del analista político nicaragüense Edmundo Joaquín, existe claridad en el presidente electo Joe Biden frente al carácter antidemocrático de Nicolás Maduro y su cúpula, así como del presidente nicaragüense Daniel Ortega. En ambos frentes, el nuevo mandatario tiene apoyo bipartidista en el Congreso.
“Independientemente cuál sea el gobierno que ocupe el Ejecutivo en Estados Unidos, será fundamentalmente determinado por dos hechos”, dijo Joaquín.
También lea Antony Blinken, un secretario de Estado comprometido con tender la mano a América Latina“Primero, el consenso bipartidista en relación con la necesidad de restauración de la democracia en Nicaragua y que cesen las violaciones a los derechos humanos, y, en segundo lugar, por lo que te mencionaba anteriormente en relación a que terminó la complacencia de la comunidad internacional y en especial de Estados Unidos, con el régimen de Ortega”.
El foco en temas regionales no resta importancia a la agenda antidrogas y de seguridad regional, tradicionales en la agenda bilateral con países como Colombia y Perú, dos de los mayores aliados de la Casa Blanca en la región.
Pero a desafíos como éstos y a la incógnita en relación con un posible restablecimiento de relaciones con Cuba, se suman los retos globales que incrementan la complejidad de la relación estadounidense con el hemisferio y que exigen una mayor cooperación entre aliados.
Para Linda Thomas-Greenfield, la embajadora de EE.UU. ante la ONU nominada por Biden, los desafíos “de una pandemia global, una economía mundial, la crisis del cambio climático, la masiva migración y la pobreza extrema, la justicia social, son problemas implacables e interconectados, pero no son irresolubles si Estados Unidos está liderando el camino”.