Bajo fuerte presencia policial, la familia de Navalny despide al opositor ruso fallecido en prisión

Hombres llevan el ataúd del líder de la oposición rusa Alexei Navalny a la Iglesia Ícono de la Madre de Dios Alivia mi Sufrimiento, en Moscú, Rusia, el viernes 1 de marzo de 2024.

En medio de un fuerte dispositivo de seguridad se realiza en Moscú el funeral del líder opositor ruso Alexei Navalny, quien murió repentinamente a mediados de febrero en una prisión del Ártico. Era un feroz crítico del régimen de Vladimir Putin.

Familiares y simpatizantes de Alexei Navalny despidieron el viernes, bajo fuertes medidas de seguridad, al líder opositor ruso en un funeral en el sureste de Moscú, tras una disputa con las autoridades por la entrega de su cadáver luego de su muerte en una colonia penal en el Ártico.

El político, acérrimo crítico del presidente ruso Vladímir Putin, fue enterrado en un cementerio en las afueras del nevado sureste de Moscú luego de una breve ceremonia ortodoxa, con grandes multitudes esperando afuera de la iglesia para luego dirigirse hacia su tumba con flores y consignas contra el gobierno.

Aunque la policía antidisturbios levantó barricadas tanto en la iglesia como en el cementerio, no se reportaron detenciones.

Yulia Navalnaya, la viuda de Navalny que vive en el extranjero y no fue vista en el funeral, le agradeció en una publicación de Instagram por “26 años de absoluta felicidad”.

“No sé cómo vivir sin ti, pero intentaré hacerlo de manera que tú allá arriba estés orgulloso de mí y feliz por mí”, escribió.

Según el equipo de Navalny, varias iglesias de Moscú se negaron a celebrar la misa por el hombre que luchó contra la corrupción oficial y organizó protestas multitudinarias. Muchas figuras públicas y políticos occidentales culparon al mandatario ruso de la muerte de su rival, una acusación rechazada por el Kremlin.

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El equipo de Navalny obtuvo finalmente permiso en la Iglesia del Icono de la Madre de Dios Alivia mi Sufrimiento, que el viernes estaba rodeada de barreras para el control de multitudes.

Tras llegar en un coche fúnebre a la iglesia, el ataúd salió el vehículo entre aplausos y cánticos de “¡Navalny! ¡Navalny!”. Algunos gritaron “¡Tú no tenías miedo, nosotros tampoco!” y luego “No a la guerra”.

En la larga fila se pudo ver a diplomáticos occidentales, entre ellos la embajadora estadounidense Lynne Tracy, y a los políticos locales Boris Nadezhdin y Yekaterina Duntsova. Ambos aspiraban a enfrentarse a Putin en las elecciones presidenciales que tendrán lugar a mediados de mes y se oponen a la guerra en Ucrania, pero sus candidaturas no fueron aprobadas.

Fotografías tomadas dentro del templo mostraban un ataúd abierto con el cadáver de Navalny cubierto de flores blancas y rojas, y a sus padres, Lyudmila y Anatoly, sentados a su lado.

Los colaboradores más cercanos de Navalny también viven fuera de Rusia e hicieron comentarios en una transmisión en vivo del funeral en su canal de YouTube, con la voz ocasionalmente quebrada por la emoción.

“Para quienes siguen lo que está sucediendo resulta obvio que este hombre es, por supuesto, un héroe de nuestro país, y no lo olvidaremos”, dijo Nadezhda Ivanova, una residente de Kaliningrado que se encontraba afuera de la iglesia con otros partidarios. “Lo que le hicieron es increíblemente difícil de aceptar y superar”.

Policías antimotines protegen las inmediaciones de la iglesia del icono de la Madre de Dios Alivia mi sufrimiento, en Moscú, Rusia, el 1 de marzo de 2024.

El vocero del Kremlin, Dmitry Peskov, pidió a quienes se congregaron en Moscú y en otros lugares que no incumplan la ley y apuntó que cualquier “concentración (multitudinaria) no autorizada” constituye una infracción.

Después del breve servicio religioso, miles de personas marcharon hacia el cercano Cementerio Borisovskoye, donde también la policía montaba vigilancia.

Con el ataúd abierto, los padres de Navalny acariciaron y besaron su cabeza. Una gran multitud se congregó a las puertas del cementerio gritando: “¡Déjennos entrar para despedirnos!”

El ataúd fue bajado.

Los dolientes pasaban junto a su tumba abierta, arrojando puñados de tierra al ataúd mientras una multitud esperaba en la entrada del cementerio.

La madre del opositor, Lyudmila Navalnaya, pasó ocho días intentando que las autoridades le entregasen el cuerpo de su hijo tras su muerte el 16 de febrero en la Colonia Penal número 3 de Kharp, una localidad de la región de Yamalo-Nenets, a unos 1.900 kilómetros (1.200 millas) al noreste de Moscú.

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Miles acuden al funeral de Alexei Navalny en Moscú

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