Necoclí es un paso obligado para miles de migrantes que buscan llegar a Estados Unidos o Canadá. Haitianos, cubanos, venezolanos y africanos se embarcan en este viaje que puede resultar muy peligroso.
En ocasiones son cientos de migrantes que llegan semanalmente a Necoclí, un municipio colombiano que forma parte de la subregión de Urabá y el Tapón del Darién, una selva llena de peligros.
Ronald dejó atrás Haití para escribir una nueva vida en Estados Unidos, no habla muy bien español pero se las arregla para hacerse entender entre los lugareños, a quienes les está muy agradecido por la vivienda que ha podido conseguir en alquiler a bajo costo, mientras se prepara para atravesar el corredor selvático del Tapón del Darién entre Colombia y Panamá.
También lea En Fotos: Migrantes se alistan para atravesar la selva más peligrosa del mundo“Nos han tratado muy bien, el hotel no sale muy caro. Las personas aquí se han portado muy bien”, cuenta Ronald que hace unos años viajó a Chile, donde trabajó por un tiempo, pero decidió junto a otros de sus compañeros migrantes seguir la ruta.
Ronald dice que huyó de la guerra en Haití y la inestabilidad social que agobia al país caribeño. En su larga huida le ha tocado atravesar miles de kilómetros y todavía le queda pasar la espesa selva del Darién, un infierno según cuentan los migrantes que ya han hecho el viaje más de una vez.
Por su parte, Necoclí se ha hecho famoso entre los migrantes. Este poblado se ha convertido en el lugar predilecto de haitianos, cubanos, asiáticos y africanos para preparar el viaje hacia el norte.
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En los últimos meses este lugar ha estado lleno de migrantes, Necoclí ha recibido más de 13.000 de ellos que llegan y hacen tránsito hacia Capurganá y Sapzurro, el último paso antes de adentrarse en la selva.
“En los últimos reportes tenemos un registro de 13.500 migrantes. En su gran mayoría son haitianos, cubanos y asiáticos”, asegura Jonatán Bedoya, comandante del distrito de la Policía de Necoclí.
Poco a poco Necoclí vuelve a recibir el flujo habitual de migrantes tras una pausa forzada por la pandemia. El muelle y las otras rutas de llegada han vuelto a su normalidad.
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“Las autoridades han estado muy pendientes para que la estadía de los migrantes sea pacífica y puedan seguir con su ruta. En Necoclí tenemos un compromiso de respeto y acompañamiento para el paso de los migrantes en salud y bienestar”, añade Jonatán Bedoya, comandante del distrito de la Policía de Necoclí.
Para recibirlos a los migrantes, la administración local, autoridades gubernamentales y el gremio hotelero trabajan en conjunto para atender de manera integral la estadía en medio del viaje de miles de personas, de las que poco se habla y que tienen que atravesar una jungla virgen de 575.000 hectáreas, que se ha convertido en paso obligado para la inmigración irregular hacia Estados Unidos.