La odisea que vivieron miles de afganos en las últimas semanas para lograr huir de su país, también la sufrieron algunos ciudadanos con doble nacionalidad -estadounidense y afgana- o con estatus de residentes en el país al que esperaban llegar: Estados Unidos.
Cuando el 15 de agosto las tropas de los talibanes entraron Kabul, la capital de Afganistán, comenzó la hazaña de muchos ciudadanos por escapar de manera urgente del país. Estados Unidos tenía previsto retirar sus tropas en breve.
El Aeropuerto Internacional Hamid Karzai, en la capital, fue el centro de los deseos de muchos por obtener un salvoconducto y escapar al final de una guerra que se prolongó por casi veinte años y concluyó con la retirada total de las tropas de EE. UU. el 31 de agosto.
“Cuando llegamos cerca de la entrada del aeropuerto, el área estaba controlada por los talibanes. Los talibanes no dejaron pasar a la gente. Estaban disparando y golpeando. Mucha gente resultó herida”, cuenta Herawi, quien pidió preservar su identidad para contar su historia a la Voz de América.
También lea El Talibán controla aeropuerto de Kabul, celebra retirada de EE. UU.Fue el miedo de perder su vida, lo que esta ciudadana, afgana de nacimiento y residente estadounidense, tuvo que enfrentar con su familia.
Cuenta que tardaron 24 horas en llegar al aeropuerto de Kabul. La súbita caída del gobierno afgano y la toma del poder del talibán, interrumpieron de manera abrupta sus vacaciones en el país asiático. Sin embargo, tras pasar ese punto de control, un segundo obstáculo le esperaba; cuatro horas más se sumaron allí a su odisea.
“Salieron entre 400 y 500 soldados estadounidenses, afortunadamente, yo soy ciudadana estadounidense, tenía mi pasaporte y documentos, y nos dejaron entrar", relató. Durante horas de tensión, las aglomeraciones dificultaban la entrada al aeropuerto y aunque dice haber querido ayudar a otros, se vio imposibilitada pues llevaba en sus brazos a su pequeña hija.
También lea ¿Qué caminos tienen los afganos que quieren huir?Sultan, también afgano-estadounidense, enfrenta otro drama, a pesar de haber podido volver a Estados Unidos, país que es ahora su hogar. "El tiroteo fue intenso y un cartucho vacío golpeó el rostro de mi hija menor, le quemó la cara y le lesionó el labio", dijo.
Un trauma imborrable, sobre todo, para la memoria de una pequeña. "Mi hija mayor [...] decía: 'nunca iré a Afganistán' y 'venir a Afganistán esta vez fue un error", relató Sultan.
Ahora los dos se encuentran en sus hogares, mientras en otras ciudades estadounidenses cientos de afganos que también vivieron experiencias extremas, son recibidos.
La secretaria de prensa de la Casa Blanca, Jen Psaki, comentó esta semana que muchos de los refugiados afganos están siendo ubicados de manera temporal en instalaciones militares estadounidenses mientras corren los trámites de investigación, los someten a exámenes médicos y se les pide que se vacunen contra el COVID-19.
En Nueva York, según medios locales, se habría adaptado un edificio de carga del aeropuerto JFK para darles cobijo mientras se les otorga un estatus que les permita estar en el país.
*Laura Sepúlveda, de la Voz de América, contribuyó a este reportaje.
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