La justicia nicaragüense remitió a juicio este lunes al obispo Rolando Álvarez, un alto jerarca de la Iglesia católica, crítico al presidente Daniel Ortega, a quien se le acusa de los delitos de conspiración para cometer menoscabo a la integridad nacional y propagación de noticias falsas en perjuicio del Estado.
La jueza Gloria María Saavedra Corrales, quien celebró la audiencia inicial contra el religioso, mantuvo la medida cautelar de arresto domiciliario en contra del obispo, según un comunicado del Poder Judicial.
El abogado Yader Morazán, exfuncionario del Poder Judicial de Nicaragua denunció en Twitter que la audiencia se realizó “a puertas cerradas” y con una defensoría pública “impuesta por el régimen de Ortega”, y consideró que se “ignoró la solicitud del nombramiento de una abogada de confianza de la familia del sacerdote”.
Monseñor Álvarez, un obispo que forma parte de la Conferencia Episcopal de Nicaragua y que en sus homilías criticaba las violaciones a los derechos humanos que se dan en el país, fue acusado por la Fiscalía el 13 de diciembre de varios delitos después de permanecer por más de tres meses retenido en su vivienda en Managua sin que existiese una causa judicial en su contra. Los abogados aseguraron entonces que el religioso se encontraba "en un limbo jurídico".
También lea EEUU insiste en señalar a Nicaragua y Cuba por "sofocar" la libertad de religiónÁlvarez, de 56 años, es un religioso que administraba la Diócesis de Matagalpa, ubicada en el centro de Nicaragua.
Dirigía el área de comunicación de la Iglesia católica y varias emisoras las cuales fueron cerradas por el gobierno de Ortega en 2022.
Las tensiones entre el gobierno del presidente Daniel Ortega y la Iglesia católica del país comenzaron en el año 2018 que surgieron protestas contra el mandatario las cuales tildó de ser un intento de golpe de Estado.
Ortega acusó a los sacerdotes de “golpistas” y en el caso de monseñor Álvarez fue señalado por la Policía en agosto de 2022 de “organizar grupos violentos” en la Diócesis que dirigía en la ciudad de Matagalpa, un poblado ubicado en el centro de Nicaragua.
El prelado dijo que las acusaciones en su contra eran falsas y recalcó que no había cometido ningún delito en una homilía que se transmitió en un Facebook Live.
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