Los paramédicos en la ciudad de Nueva York están en la primera línea de la lucha contra el coronavirus. La COVID-19 ya ha cobrado casi 7.000 muertos en la Gran Manzana y enfrentan a diario una de las tareas más estresantes de la lucha contra el enemigo invisible: recoger pacientes enfermos y verlos morir en sus casas.
George Contreras, un neoyorquino de padres ecuatorianos, es parte de ese grupo de hombres y mujeres que están poniendo sus vidas en riesgo en la batalla contra el coronavirus.
Contreras compartió sus experiencias y algunos videos vía Skype con la Voz de América durante su turno de 12 horas, que comienza a las 7 de la noche.
“Aquí estamos de noche empezando la guardia, vamos a ver qué nos trae esta noche”, dijo al iniciar sus labores.
“Usualmente la ciudad de Nueva York tiene más o menos de 4.000 llamadas a 4.500 llamadas por día al 9-1-1”, explicó. “En las últimas semanas, hemos visto un aumento tremendo en el número de llamadas. En estas semanas hemos visto días que han tenido más de 7.200 llamadas por día”.
También lea Después de su peor semana de muertes por COVID-19, Nueva York ve signos de esperanzaSeñaló que “esta es la nueva realidad aquí en Nueva York y en otras partes del estado. Como pueden ver, aquí hay ahora trailers para los cadáveres de las personas que han fallecido durante esta pandemia.”
“El público no lo ve, ni lo escucha, los llantos que están en el momento que alguien muere en su casa o en un hospital”, relató Contreras a la VOA.
Asegura que “la situación es crítica” y esto se refleja “en las cifras entregadas por el departamento de bomberos de Nueva York. La organización indica que en los primeros cinco días de abril, unos 1.125 personas fueron declaradas muertas en sus casas, mientras en el mismo período de 2019, fueron 131”.
Debido al gran número de pacientes en los hospitales la ciudad emitió una nueva guía para las personas en paro cardio respiratorio, explicó el paramédico.
“El proceso ahora es que después de intentar reanimar a un paciente, haremos todo lo posible, pero si desafortunadamente no cambia, no mejora el paciente, lo tenemos que dejar en el lugar donde lo encontramos en su casa y no lo vamos a transportar al hospital”.
También lea EE.UU.: Esperanzas de reanudar vida normal dependen de pruebas de coronavirusLa realidad ha llevado a Contreras, uno de los primeros paramédicos en asistir a víctimas durante los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001, a ver su ambulancia convertida en funeraria.
“Justamente esta semana”, relató, “tuvimos un paciente que falleció dentro de nuestra ambulancia y fue algo impactante ver. Nunca me imaginé en mi carrera que iba a tener un paciente que muriera en mi ambulancia y después tendría que ofrecer un momento de compasión a los familiares que estaban afuera de la ambulancia”.
Después, permitió a esos familiares que entraran a la ambulancia a despedirse por última vez.
“Permitimos uno por uno, que viniera a dar sus últimas palabras a su ser querido y desde afuera. Dentro de la ambulancia, se escuchan los gritos, los llantos y salimos para dar un momento de respeto a la familia”, agregó.
El público, relata Contreras, seguía caminando como que no sabía lo que estaba pasando dentro de esa ambulancia.
El paramédico dice que en una noche le tocó asistir a 12 pacientes.
“La batalla sigue contra coronavirus en Nueva York”, afirmó.
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