Soy Steve Gutterman, editor del departamento Rusia/Ucrania/Bielorrusia de Radio Free Europe/Radio Liberty RFE/RL.
Bienvenidos a La Semana en Rusia, donde analizo los acontecimientos claves en la política y la sociedad rusas durante la semana y lo que está por venir.
La fatídica decisión de Boris Yeltsin. La última esperanza de Vladimir Putin. Un ataque mortal con misiles en Ucrania.
Estos son algunos de los acontecimientos claves en Rusia durante la semana pasada y algunas conclusiones con perspectiva futura.
Animal Político
En Rusia, el presidente Vladimir Putin parece poco interesado en la política, al menos en el tipo de política impulsada por la competencia real y el debate abierto sobre la política interior y exterior.
Cuando Boris Yeltsin entregó las riendas de Rusia en la víspera de año nuevo de 1999, Putin heredó un sistema comprometido por algunos de los acontecimientos decisivos de la década anterior: la decisión de Yeltsin de poner fin a un enfrentamiento con sus oponentes de hace 30 años bombardeando el parlamento; y las elecciones de 1996 que dieron al líder bebedor un nuevo mandato, a pesar de su debilitado vigor y sus problemas cardíacos que lo llevaron a una operación de bypass quíntuple.
A raíz de la violencia de octubre, bajo la constitución de diciembre de 1993, Putin consolidó su poder en la presidencia y reprimió a los disidentes. Aumentó el control estatal sobre los medios de comunicación y tomó medidas para expulsar a los verdaderos oponentes de las legislaturas y oficinas gubernamentales en todos los niveles.
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Casi 24 años después de su ascenso al cargo más alto, Putin preside un sistema político donde todas las ramas del gobierno cumplen sus órdenes y la alguna vez estridente Duma Estatal, la cámara baja del parlamento, ha estado durante mucho tiempo en una situación cercana al Kremlin.
Boris Gryzlov, el ex ministro del Interior, presidente de la Duma y jefe del partido gobernante Rusia Unida durante años, dijo una vez que el parlamento no era lugar para "batallas políticas".
Respecto a los países occidentales, la historia es diferente: la Rusia de Putin claramente acoge con agrado las batallas políticas... y busca provocarlas cuando el Kremlin puede beneficiarse. Un informe del Washington Post de 2018 decía que Rusia intentó influenciar 16 elecciones en Occidente desde 2015, incluida la votación del Brexit en Gran Bretaña, pero "no estaba nada claro que los esfuerzos de Rusia hicieran alguna diferencia".
La marcha de Rusia hacia la guerra en días previos a que Putin lanzara la invasión a gran escala a Ucrania en febrero de 2022 mostró la magnitud de la represión a la disidencia. En reuniones televisadas con altos funcionarios, Putin advirtó que las dudas sobre lo que muchos analistas fuera de Rusia califican como una decisión en contra de los intereses de seguridad nacional serían ridiculizadas, ignoradas, o ambas cosas.
Casi 20 meses después, sin apoderarse de Kiev, con numerosos reveses en el campo de batalla y la pérdida de grandes extensiones del territorio invadido, Rusia continúa en una guerra que Putin habría figurado, a favor de Moscú, con Ucrania subyugada... en cuestión de semanas. Muchos analistas dicen que su mejor o única esperanza de una victoria es la disminución sustancial del apoyo occidental a Ucrania.
Si bien la respuesta del Kremlin ha sido silenciosa y el futuro difícil de predecir, debido a la imprevisibilidad de las batallas políticas, en los últimos días han surgido señales de lo que podría suceder, tanto en Europa como en Estados Unidos.
Ahora ambos lados
En Eslovaquia, el 30 de septiembre, los votantes dieron la pluralidad de votos a un partido que prometió detener el suministro militar a Ucrania. Probablemente regresará el ex primer ministro Robert Fico, con una retórica antiucraniana.
Cerca del final de ese mismo día, Washington canceló las ayudas a Ucrania en un esfuerzo por aprobar una legislación de último minuto sobre el gasto y evitar un cierre del gobierno.
Para aumentar la incertidumbre, el ahora expresidente republicano de la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy, fue derrocado el 3 de octubre en una amarga batalla política que sumió en el caos a la Cámara baja de Estados Unidos.
La destitución de McCarthy, instigada por legisladores republicanos de extrema derecha y apoyada por los demócratas cuando llegó la votación, dejó a la Cámara sin presidente durante un período de tiempo indeterminado, sumiendo en la incertidumbre las ayudas a Ucrania. Biden mostró su preocupación en cuanto afectaría los 24 mil millones de dólares en ayuda adicional que ha estado buscando.
"Me preocupa... pero sé que hay una mayoría de miembros de la Cámara y el Senado de ambos partidos que apoyan la financiación de Ucrania", dijo Biden.
La Casa Blanca dijo el 3 de octubre que los niveles de financiación actuales durarían unos dos meses más, según Reuters.
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Biden intentó calmar las preocupaciones entre los aliados en una llamada a otros líderes occidentales el mismo día. El presidente ucraniano, Volodymyr Zelenskyy, visitó Estados Unidos y Canadá el mes pasado, se reunió con líderes europeos en una cumbre celebrada en España el 5 de octubre para obtener apoyo y más ayuda militar.
Biden "argumentaría que a los Estados Unidos de América le conviene abrumadoramente que Ucrania tenga éxito", algo que los analistas han dicho que es importante a medida que aumentan las preocupaciones sobre el apoyo popular y la campaña para las elecciones presidenciales de noviembre de 2024, que bien podrían ser una revancha entre Biden y el expresidente Donald Trump.
Biden debería "presentar argumentos de interés nacional" para la continuación de un sólido apoyo a Ucrania, y "ese argumento es claro", escribió Sam Greene, profesor de política rusa en el King's College de Londres, en una publicación de blog el primero de octubre.
"Un mundo en el que Ucrania pierde esta guerra no es sólo un mundo en el que las grandes potencias pueden invadir a sus vecinos con impunidad: también es un mundo en el que las potencias más pequeñas se sentirán cada vez más inseguras, provocando carreras armamentistas y competencia militarizada en todo el mundo", escribió Greene. "Será un mundo de más guerra y más migración forzada, menos comercio y menos prosperidad".
'Absolutamente horrible'
Mientras tanto, en Ucrania continuó el ataque ruso, subrayando lo que Kiev y sus partidarios dicen que es un argumento moral absolutamente claro a favor de un fuerte apoyo internacional. El objetivo de Ucrania es expulsar a las fuerzas rusas del país, incluida la península de Crimea, en el Mar Negro.
Las autoridades ucranianas dijeron que al menos 51 personas, incluido un niño de 6 años, murieron en un ataque ruso que afectó a una aldea en la región oriental de Járkov, donde decenas se reunieron el 5 de octubre para el velorio de un soldado.
Zelenskiy lo llamó un "ataque deliberado con misiles... contra una tienda y un café corrientes".
Fue uno de los incidentes más mortíferos desde el inicio de la invasión a gran escala, y también desde el comienzo de la guerra contra las fuerzas respaldadas por Rusia en el Donbass en 2014, cuando Moscú se apoderó de Crimea y avivó el sentimiento anti-Kiev en toda Ucrania.
"Estoy consternada por los informes de un ataque ruso que... destrozó la aldea de Hroza, en la región de Járkov, asesinando a decenas de civiles", dijo Denise Brown, enviada humanitaria de la ONU para Ucrania. "Las imágenes que llegan desde la localidad, donde viven poco más de 300 personas, son absolutamente horrorosas".
En el lugar del ataque, los cadáveres yacían tirados en el suelo.
Tetyana Lukashova, una residente local, dijo que su hija y su yerno fueron asesinados, junto con la madre de su yerno.
"Oímos explosiones y vinimos aquí", dijo al Servicio Ucraniano de RFE/RL. "Mi nieto vino y dijo que aquí no hay nadie vivo".
Steve Gutterman