Los nadadores estadounidenses involucrados en el escándalo de Río de Janeiro pueden tener una oportunidad si reconocen que se equivocaron y piden disculpas, afirma un experto.
El periodista Jerry Del Castillo formuló este comentario en entrevista con la Voz de América para analizar los hechos y las consecuencias de un caso que tuvo repercusión internacional.
“Fue una reacción de jóvenes malcriados, que no saben comportarse, a los que la fama les llegó muy temprano y que no supieron manejarla”, dijo Del Castillo.
“El caso de Ryan Lochte es mucho más serio aún, es un hombre de 32 años que ya está muy grande para este tipo de malacrianzas en las que incluso inventa situaciones mintiendo con facilidad”, dice Del Castillo con mucha drasticidad.
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Jerry Del Castillo dialoga sobre los nadadores y el escándalo en Río
Jerry Del Castillo, periodista deportivo
Sobre el futuro de estos cuatro deportistas, Del Castillo los divide entre lo que Lochte puede esperar y lo que Gunnar Bents, Jack Conger y Jimmy Feigen deben hacer.
“Lochte terminó su carrera como nadador, con este suceso o sin él, sus posibilidades de calificar a nuevas competencias ya habían terminado. En las Olimpíadas de Río solo consiguió una medalla y fue con otros tres nadadores”, dice Del Castillo.
Para este periodista deportivo, la disculpa publicada por Lochte puede ayudarlo para buscar otras oportunidades, si es que el público estadounidense lo perdona.
“Para los otros tres la historia es distinta, son jóvenes y tienen aún expectativas. Solo reconociendo que se equivocaron y pidiendo disculpas pueden tener otra posibilidad, y además de asumir compromiso con las autoridades del Comité Olímpico para futuros torneos”, acota Del Castillo.
Y precisamente sobre la respuesta del Comité Olímpico para los atletas y la comunidad nacional e internacional, Del Castillo anticipa lo que podrían ser las mejores medidas.
“Ningún organismo olímpico de ningún país puede garantizar el comportamiento de sus atletas, pero lo que si puede hacer es hablar más con ellos, establecer principios básicos de comportamiento más estrictos y un régimen de castigos más severos en caso de faltas graves”, concluye Del Castillo.