La expulsión en las filas de la revolución, en tiempos del sandinismo, motivó a Magaly Quintana a promover las primeras expresiones feministas en Nicaragua. El lunes las defensoras de derechos humanos en el país despidieron a la activista social que durante los últimos años de su vida dirigió el único observatorio de violencia de género que contabilizaba los feminicidios, después de que el actual gobierno desapareciera las comisarías de la mujer.
Según María Teresa Blandón, de la organización Corriente Feminista de Nicaragua, Quintana fue enviada a Matagalpa “con una responsabilidad muy pequeña, que ella supo aprovechar al máximo para compartir sus pensamientos y sus propuestas revolucionarias con la gente más pobre, con la gente del campo, con las mujeres, y a partir de esa experiencia ella funda el primer grupo de reflexión feminista que existió en el país”.
Recordada entre sus compañeras de lucha como una persona irredenta, rebelde, anarquista y atrevida. La partida de la directora de la organización Católicas por el Derecho a Decidir causó consternación en la sociedad nicaragüense y generó una sensación de vacío entre los familiares de las víctimas de feminicidios a quienes Quintana acompañó durante los últimos años de su vida.
Según el observatorio de violencia Católicas por el Derecho a Decidir, de enero a abril de 2019 se contabilizaron 21 víctimas de feminicidios en Nicaragua y aquellas que sobrevivieron, lamentan el vacío que dejó la activista en el seguimiento de este tipo de delito.
Durante sus honras fúnebres Ramona Ramírez, madre de una víctima de feminicidio aseguró: “Nos ha apoyado con la policía, porque nunca nos hacen caso a nosotros, siempre los casos quedan impunes como el que quedó de Dina Carrión, no investigan”.
Mayra Ayala, también madre de una víctima de feminicidio comparte esta opinión. “y eso es lo que nos molesta, porque entre más pedíamos nosotros apoyo de la policía, nunca nos sentimos que ellos le dieran seguimiento, hasta que ya miraban el hecho corrían a hacer nada”, expresó conmovida por la muerte de la defensora.
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Pero Quintana no solo se mantuvo firme demandando justicia para las víctimas de feminicidios, en el último año también se sumó a la rebelión de abril, en contra del gobierno de Daniel Ortega, por lo que era común verla en las marchas azul y blanco, en los plantones universitarios o en cualquier piquete ciudadano como en sus mejores años dentro del movimiento universitario que luchó contra la dictadura de Somoza.
Sobre su muerte, la directora para las Américas de Amnistía Internacional Erika Guevara Rosas, escribió “hasta luego mi querida Magaly Quintana, gracias por tanto, gracias por tu legado. Te veremos de nuevo, tan fuerte y poderosa como siempre”.
Martha María Blandón exdirectora de Ipas Centroamericana, manifestó que Quintana deja “un vacío enorme a nivel personal y a nivel político, la Magaly nos compromete a seguir trabajando para visibilizar la violencia, el feminicidio, para no dejar desamparados a los niños, apoyar a las madres que perdieron a sus hijas producto de la violencia machista”.
De igual forma, la feminista Ana Quirós, quien en noviembre pasado fue expulsada del país, escribió en sus redes sociales: “Mujer incansable, peliantina, burlona, querendona, ácida y brillante, siempre lista a hacer alguna bandidencia por los derechos de las mujeres, cuando menos se esperaba. Su memoria y sus cuentos nos acompañan”.
Magaly Quintana Pereyra falleció la mañana del cinco de mayo tras sufrir un derrame cerebral. Su último reporte en Católicas registra las muertes por odio contra las mujeres durante el primer trimestre del año.
Pese a esto, el gobierno de Nicaragua nunca ha reconocido las estadísticas del observatorio de violencia como válidas, pues las reformas a la ley 779 contra la violencia hacia las mujeres, limitó el feminicidio al ámbito privado.