Malaria en Argentina

En Argentina, la malaria se presenta principalmente en dos zonas del país: el Noroeste y el Nordeste.

La enfermedad está presente en la zona Noroeste y Nordeste. Hay un promedio de 500 a 600 casos por años. Según una especialista, faltan acciones continuas para controlar la malaria.

En el Día de la Malaria que se celebra en las Américas, la Voz de América consultó a una especialista sobre la incidencia de esta enfermedad en Argentina y los desafíos a la hora de combatirla.

En el país hay un promedio de 500 a 600 casos por año de malaria, dijo Susana Curto, una doctora en geografía de la salud que trabajó durante muchos años con el Servicio Nacional de Paludismo.

Hay dos zonas del país donde se registra la enfermedad.

Una zona es la Noroeste, donde la malaria es endemo-epidémica, esto es, está siempre latente y todos los años hace algún brote epidémico o se registra un aumento de casos en alguna localidad, según Curto. El vector en esta zona es el mosquito Anophles pseudopunctipennis, que se cría en aguas claras, frescas y cristalinas que corren con cierta cantidad de algas.

La otra zona es la Nordeste, en las provincias del Chaco, Misiones y Formosa. En esta área geográfica la malaria se presente de forma epidémica, esto es, no está siempre latente pero cada cinco o seis años aparece un brote epidémico. “De un silencio epidemiológico de repente tenés brotes de 500 casos y podés llegar a un pico de 1.000 casos”, dijo Curto. En esta zona el transmisor es el mosquito Anopheles darlingi.

Históricamente, antes de 1946 había hasta 300.000 casos por año de malaria en Argentina, dijo Curto. Pero gracias a las acciones desarrolladas por Ramón Carrillo, el ministro de Salud Pública durante el gobierno de Juan Perón, el descenso de casos fue radical.

“En dos años hicieron una campaña intensa y los casos bajaron a 137”, aseguró Curto. También fue en esta época cuando se creó el Servicio Nacional de Paludismo.

Sin embargo, con los años y con la salida de Carrillo del ministerio las cifras comenzaron a trepar hasta estabilizarse en un promedio de 500 a 600 casos por año, aunque hubo años en los que se registraron picos de miles de casos, según Curto.

El problema, según la especialista, es que en Argentina no se desarrollan acciones continuas para erradicar la malaria.

“El Ministerio de Salud actúa bien durante cierto período y los casos bajan a 100, 200 o 300 por año, ahí se considera que está controlada la epidemia, se deja la actividad y los fondos se destinan a otra cosa”.

El control de la malaria implica buscar a los pacientes febriles, hacerles el análisis, si se encuentra un paciente con fiebre medicarlo a él y a toda su familia, rociar su casa y controlar de que no haya grupos cercanos a su casa con más pacientes febriles, dijo Curto.

“Se tiene que hacer un control muy activo que no siempre se hace con continuidad”, consideró.