Noemí Montenegro, una ingeniera de 25 años, viajó durante más de cinco horas junto a unos amigos para llegar a Honduras, donde las autoridades sanitarias habilitaron varios puestos de vacunación contra el COVID-19 en la frontera con Nicaragua.
Igual que ella, cientos de nicaragüenses han pernoctado en la frontera en las últimas semanas en busca de una vacuna aprobada por la Organización Mundial de la Salud.
Y es que es en Nicaragua, el gobierno del presidente Daniel Ortega ha destinado para personas de 18 a 29 el uso de la vacuna rusa Sputnik Light, y para las edades entre 2 y 17 años las cubanas Soberana y Abdala.
Ninguna de esas vacunas ha sido aprobada hasta ahora por la OMS, lo que ha motivado a la población nicaragüenses a viajar a Honduras para inmunizarse. El país vecino habilitó el 21 de octubre varios puestos de vacunación.
“Vinimos a eso de la 1 de la mañana a Honduras, ya que en Nicaragua a las personas de nuestra edad nos quieren aplicar la vacuna Sputnik Light, que, aunque dicen que es buena, no está aprobada por la OMS. Entonces las personas que queramos viajar (al exterior) no la van a aceptar”, explicó Noemí Montenegro, originaria de la ciudad de Matagalpa, a la Voz de América.
“Aquí nos pondrán o la Moderna o la Pfizer”, dijo la mujer, quien a su vez se mostró agradecida con las autoridades hondureñas por el apoyo.
La Secretaría de Salud de Honduras ha estimado que se han inoculado en ese país unos 35.000 nicaragüenses con la primera dosis de Moderna y Pfizer. Esta última es aplicada a mujeres embarazadas.
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Para obtener una vacuna contra el COVID-19, ya sea Moderna o Pfizer, en Honduras, los nicaragüenses únicamente deben mostrar su cédula de identidad y, en el caso de los menores de edad, deben presentar su certificado de nacimiento.
Si bien se han abierto varios puntos fronterizos entre ambos países, otros grupos significativos de nicaragüenses han decidido cruzar a Honduras por “puntos ciegos”, ante el riesgo de que en los sitios habilitados se agotaran pronto las vacunas. Algunos cruzaron ríos en balsas y a caballo, pagando unos costos cercanos a los 20 dólares.
Debido a la gran cantidad de ciudadanos que han optado por vacunarse en Honduras, varias empresas de turismo en Managua han ofrecido paquetes que incluyen alimentación y transporte hasta los puntos fronterizos.
Samantha Jirón, una estudiante de Comunicación Social de 21 años, relató a la VOA que planeaba ir a inmunizarse con un paquete que le costó aproximadamente 40 dólares y 400 córdobas (unos 15 dólares) que incluía transporte de Managua a un punto fronterizo, mascarillas y alimentación. También había otros turoperadores que cobraban menos, dijo.
El viaje del paquete "no se dio” y Jirón se fue en un vehículo privado con sus dos hermanos menores, que también buscaban ser inoculados. Según ella, viajar de esta forma disminuye los costos, porque se gasta únicamente en combustible, que se pueden dividir entre un grupo de personas.
“Mis hermanos son menores de 18 años y a ellos les corresponden las vacunas cubanas, de las que no tenemos información. Incluso, algunos médicos han advertido que los niños podrían estar siendo usados como experimento”, dijo Jirón.
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Luis David Alemán también viajó desde Managua a uno de los puntos fronterizos con Honduras. Le tocó dormir en el suelo, pero dice que vale la pena esperar “por recibir una vacuna certificada”.
“Vinimos desde Managua. La verdad en nuestro país el gobierno no está aplicando vacunas contra el COVID que han sido aprobadas por la OMS y todo mundo tiene miedo. Ando con mi familia y amigos. Vinimos como a las 12 de la madrugada y dormimos en el suelo”, comentó el joven a la VOA.
Fernando Mendoza, un médico general de Honduras, asiste a los nicaragüenses que buscan inocularse contra el COVID-19. Dice que estudió en una universidad pública de Nicaragua y hoy poder atender a los nicaragüenses "es satisfactorio”.
“Yo me preparé en la Unan-León, soy de origen hondureño y servir a los nicaragüenses en estos momentos es gratificante”, indicó.
Carold Álvarez, quien forma parte del equipo técnico de vacunación en la zona, estima que la inoculación de la primera dosis de Moderna y Pfizer a los nicaragüenses podría concluir a principios de noviembre, y señala que continuarán en un mes con la segunda dosis, para completar el esquema.
“Estimamos que se han inoculado a unos 30.000 nicaragüenses. Se procura seguir hasta por lo menos el 5 de noviembre y veremos hasta dónde podemos llegar”, explicó.
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