Los cerebros de las moscas perciben el movimiento de una manera muy similar a la de los humanos, lo que podría ayudar a entender cómo el cerebro procesa información
En el laboratorio de la Universidad de Stanford se ponen a prueba a algunas moscas.
Los insectos miran objetos en movimiento en una pequeña pantalla panorámica mientras caminan en una rueda de andar o noria. Los investigadores en el laboratorio están grabando sus movimientos para entender cómo perciben el movimiento.
Thomas Clandinin, profesor asociado de neurobiología de la Universidad Stanford, dijo que aun cuando los humanos y las moscas son extremos opuestos de la escala de evolución, cuando se trata de percibir movimiento, la similitud es sorprendente.
“Los bloques de construcción básicos de cómo funcionan los circuitos del cerebro de la mosca son espantosamente similares a los del cerebro humano y los cerebros de otros animales vertebrados que la gente ha estudiado. Por lo que los algoritmos básicos que el cerebro utiliza para hacer cosas muy fundamentales en la visión parecen ser muy similares”, explicó Clandinin.
El científico dice que eso es importante porque le permite buscar pistas de la función del cerebro humano en una escala mucho más pequeña.
El cerebro de una mosca está formado por solo 100 mil neuronas, en oposición al cerebro humano que está compuesto de más de 100 mil millones de neuronas.
Clandinin dice que la parte difícil surgió de un método para grabar exactamente la actividad del cerebro de la mosca, allí es donde entra la rueda de andar.
“Lo que hacemos es pedirles que muevan sus patas. Y esencialmente las ponemos en una pequeña rueda de andar y ellas moverán la noria ellas solas y al mover la rueda nos dicen lo que vieron y podemos medir la relación entre lo que ellas vieron y lo que hacen por este tipo de reporte automático”, explica Clandinin.
Los científicos ahora tratan de saber cómo los cerebros humanos y de las moscas evolucionaron para calcular el movimiento de la misma manera.
Los insectos miran objetos en movimiento en una pequeña pantalla panorámica mientras caminan en una rueda de andar o noria. Los investigadores en el laboratorio están grabando sus movimientos para entender cómo perciben el movimiento.
Thomas Clandinin, profesor asociado de neurobiología de la Universidad Stanford, dijo que aun cuando los humanos y las moscas son extremos opuestos de la escala de evolución, cuando se trata de percibir movimiento, la similitud es sorprendente.
“Los bloques de construcción básicos de cómo funcionan los circuitos del cerebro de la mosca son espantosamente similares a los del cerebro humano y los cerebros de otros animales vertebrados que la gente ha estudiado. Por lo que los algoritmos básicos que el cerebro utiliza para hacer cosas muy fundamentales en la visión parecen ser muy similares”, explicó Clandinin.
El científico dice que eso es importante porque le permite buscar pistas de la función del cerebro humano en una escala mucho más pequeña.
El cerebro de una mosca está formado por solo 100 mil neuronas, en oposición al cerebro humano que está compuesto de más de 100 mil millones de neuronas.
Clandinin dice que la parte difícil surgió de un método para grabar exactamente la actividad del cerebro de la mosca, allí es donde entra la rueda de andar.
“Lo que hacemos es pedirles que muevan sus patas. Y esencialmente las ponemos en una pequeña rueda de andar y ellas moverán la noria ellas solas y al mover la rueda nos dicen lo que vieron y podemos medir la relación entre lo que ellas vieron y lo que hacen por este tipo de reporte automático”, explica Clandinin.
Los científicos ahora tratan de saber cómo los cerebros humanos y de las moscas evolucionaron para calcular el movimiento de la misma manera.