La estadounidense Diana Nyad que ayer cruzó el estrecho entre Cuba y Florida, relató cómo fue acompañada todo el tiempo por expertos en medusas.
La nadadora estadounidense Diana Nyad, que el lunes se convirtió en la primera persona en nadar el estrecho que separa Cuba de Florida sin jaula contra tiburones, dijo que esta vez estuvo mejor preparada y atendida para protegerse de las peligrosas medusas.
Nyad, de 64 años, tuvo todo el tiempo la compañía de expertos en medusas y también una máscara que le protegía la cara de sus picaduras, la cual dejó de utilizar porque le dificultaba respirar.
El presidente Barack Obama fue uno de tantos que le envió felicitaciones vía Twitter tras cruzar los 177 kilómetros entre La Habana y los Cayos de la Florida.
La nadadora dijo que aunque ha perdido la velocidad que tenía hace 40 años, lo ha compensado todo con resistencia. Nyad subrayó la diferencia entre su hazaña y la de, digamos, un ciclista o un corredor de fondo. “Al menos ellos se entretienen viendo el paisaje, mientras yo no tenía nada que ver”.
Dijo que uno de los problemas más grandes fue tragar tan grande cantidad de agua, que a menudo la hacía vomitar.
Añadió que durante todo el trayecto su mantra siempre fue: “Encuentra el camino”.
La estadounidense había intentado nadar el estrecho cuatro veces antes: tres veces en 2011 y 2012, luego de su primer intento en 1978.
Nyad, de 64 años, tuvo todo el tiempo la compañía de expertos en medusas y también una máscara que le protegía la cara de sus picaduras, la cual dejó de utilizar porque le dificultaba respirar.
El presidente Barack Obama fue uno de tantos que le envió felicitaciones vía Twitter tras cruzar los 177 kilómetros entre La Habana y los Cayos de la Florida.
La nadadora dijo que aunque ha perdido la velocidad que tenía hace 40 años, lo ha compensado todo con resistencia. Nyad subrayó la diferencia entre su hazaña y la de, digamos, un ciclista o un corredor de fondo. “Al menos ellos se entretienen viendo el paisaje, mientras yo no tenía nada que ver”.
Dijo que uno de los problemas más grandes fue tragar tan grande cantidad de agua, que a menudo la hacía vomitar.
Añadió que durante todo el trayecto su mantra siempre fue: “Encuentra el camino”.
La estadounidense había intentado nadar el estrecho cuatro veces antes: tres veces en 2011 y 2012, luego de su primer intento en 1978.