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En Bolivia hay cerca de 7.000 niños trabajando en las minas de oro y plata, según un estudio realizado por Unicef, el Instituto Nacional de Estadística de Bolivia y la Organización Internacional del Trabajo.
Las ciudades bolivianas de Potosí, Oruro y La Paz concentran el trabajo minero del país, donde centenares de niños acuden en busca de un medio de supervivencia.
El Ministerio de Trabajo de Bolivia ha clasificado desde entonces la minería como una de las formas peores del trabajo infantil, debido a su repercusión en la salud de los niños y el acceso a la educación, informa Unicef.
El Cerro Rico está considerada una de las minas más peligrosas del mundo. Ha estado en funcionamiento durante más de 400 años y una vez mantuvo el suministro más rico de plata de todo América. Allí, un niño puede conseguir $3 dólares por cada jornada de trabajo.
Existen múltiples factores que conducen al trabajo infantil en las minas, pero los principales pueden resumirse en la pobreza y la desintegración familiar, expone Sandra Arellano, Oficial de Protección infantil de Unicef en Bolivia.
El Gobierno boliviano y Unicef “ofrecen un sobresueldo para que los niños asistan a la escuela con regularidad. Se trata de una contribución a los ingresos de las familias con el fin de cubrir el coste de los materiales educativos, que indirectamente previenen el trabajo infantil", explica Arellano.