¿Regresaremos en algún momento a la normalidad?
Es una pregunta que se hace alrededor del mundo mientras el triste 2020 se convierte en el 2021.
Y hay varias otras preguntas adicionales.
¿Serán efectivas las vacunas contra el coronavirus? ¿Cuánto tiempo durará la inmunidad? ¿Se lograrán vacunar suficientes personas para lograr la supresión del virus? ¿Mutará el virus, cambiando su genética, obligando a los científicos a cargo de crear vacunas a seguir en un juego de corre que te alcanzo?
Y aún si el virus es suprimido, ¿las repercusiones políticas, sociales y económicas de largo plazo de la pandemia significarán que la vida nunca regresará totalmente a la normalidad? Más aún, ¿deberíamos desear un sencillo regreso al estatus quo?
El mundo ya estaba fuera de lugar consigo mismo antes que el coronavirus pusiera todo de cabeza. Tras el colapso financiero del 2008-2009, el orden político giró con el surgimiento del populismo.
En su libro previo al coronavirus, “La Era de la Ira: una Historia del Presente”, el ensayista indio Pankaj Mishra argumentó que muchas personas se sentían impotentes, perdiendo la fe en las autoridades políticas tradicionales para que les protegieran y en sus habilidades para restaurar una tranquilizadora previsibilidad.
El resentimiento venía aumentando por la crecientemente desigual distribución de la riqueza y el poder. Los “dejados atrás” querían un nuevo acuerdo social. Y el surgimiento de nuevos poderes estaba empezando a alterar el estatus quo global, reiniciando viejos resentimientos y desatando nuevos conflictos.
También lea Democracias del mundo sufriendo bajo el peso de la pandemia del coronavirusTodo eso era previo a la emergencia del mortal virus que pondría a prueba a gobiernos, agregando aún más inprevisibilidad y sospechas. Y ahora, la crisis de salud pública ha mutado en una hidra de varias cabezas de alteraciones interconectadas.
Decenas de millones han perdido sus empleos. Y cuando golpee el tsnami completo de repercusiones económicas, según los economistas, las filas de desempleados aumentarán.
“Mientras la vacunación masiva indica el fin de la pandemia del COVID-19 en el próximo año, no provee inmunidad contra daño económico de más largo plazo”, dice Steven Roach, un investigador de la Universidad de Yale y execonomista de Morgan Staley, el banco de inversiones basado en Nueva York.
“Investigaciones recientes sobre el impacto de 19 pandemias mayores desde el siglo XIV, cada una con más de 100.000 muertes, subrayan la larga sombra de la devastación económica”, agregó.
Los gobiernos están prestando masivamente de sus reservas para tartar de afrontar la pandemia, esperando que el crecimiento económico posterior se dará rápidamente para restaurar el equilibrio.
También lea Moody's predice daños “duraderos” a economías centroamericanasEn el clásico libro del autor italiano Giovanni Boccaccio, “El Decamerón”, terminado poco después de la Peste Negra, del siglo XIV, siete jóvenes mujeres y tres jóvenes hombres escapan de la plaga bubónica y se refugian en una villa en las afueras de Florencia. Ahí ellos narran 100 cuentos para mantenerse ocupados. El libro concluye con el grupo regresando a Florencia para continuar con sus vidas tras el fin de la plaga.
Pero las pandemias y las enfermedades, al igual que las guerras, dejan sus cicatrices, y la historia de las pandemias sugiere que muchos no podrán regresar a sus vidas de ante de las pandemias. Las plagas y epidemias han cambiado a países anteriormente. También pueden acabar con imperios. Según el historiador estadounidense, Timothy Winegard, autor de “El mosquito: Una Historia Humana de nuestro más Mortal Depredador”, publicado el año pasado, una nueva y virulenta cepa de la malaria pudo haber contribuido con el declive de la antigua Roma.
En Inglaterra, los efectos de largo plazo de la medieval Plaga Negra, fueron extensos, según el historiador Tom James, con “la agricultura, religión, economía e incluso las clases sociales siendo afectadas. La Inglaterra medieval fue cambiada irreversiblemente”, escribió en un comentario para la BBC. Lo mismo ocurrió con el norte de Italia, de Boccaccio.
Analistas e historiadores advierten que la pandemia tendrá una larga sombra económica. “Cambios permanentes a la forma en que compramos, viajamos y socializamos muy posiblemente afectarán significativamente a ciertos sectores”, dice Stephen Machin, director del Centro para Rendimiento Económico en la Escuela de Economía de Londres. “La incertidumbre sobre el curso de la pandemia significa que la recuperación podría ser aún más lenta. Consecuentemente, las cicatrices económicas tienen un potencial considerable de ser incluso más profundas”, agregó.
El producto económico mundial será un 7 por ciento más bajo de lo que sería debido a la pandemia, según las proyecciones. Naciones Unidas ha advertido que unos 207 millones adicionales de personas podrían ser empujadas a niveles extremos de pobreza para el 2030, debido a los severos impactos de largo plazo de la pandemia, llevando el número a más de mil millones.
Otros economistas anticipan una aceleración de la tendencia previa al coronavirus hacia la desglobalización, la que a su vez arriesgar retrasar el crecimiento económico, reduciendo el ingreso per capita. Mohamed El-Erian, el principal asesor económico en Allianz, una compañía multinacional europea de servicios financieros, ha pronosticado “un impulso general hacia la desglobalización”.
“Algunos individuos serán afectados más que otros”, dice Brian Bell, un economista en el King’s College de Londres. “Aquellos con m[as posibilidades de quedarse desempleados son los jóvenes, aquellos con niveles más bajos de calificaciones, trabajadores de la raza negra y aquellos con salarios más bajos. Al igual que las recesiones previas, la crisis del COVID-19 tiene el potencial de dejar cicatrices en un gran número de personas, muchos de ellos ya en situaciones precarias”, agregó Bell.
De igual manera, serán las economías más pobres y vulnerables las que más sufrirán. Oxford Economics, una firma de consultoría, dice que “las cicatrices de largo plazo en general serán mayores en los mercados emergentes que en las economías avanzadas”, en parte debido a rigidez de los mercados laborales, las falta de balance financiero, y los rígidos límites que los gobiernos pueden ofrecer en términos de apoyo fiscal a sus ciudadanos y negocios en problemas. Según sus cálculos, Filipinas, Perú, Colombia, Malasia, India y Argentina están entre los países con más posibilidades de sufrir el peor impacto económico.
¿Traerá la pandemia algunas mejoras?
Los economistas dicen que algo bueno puede salir este año, tal como algún beneficio salió de las previas pandemias. Los historiadores dicen que la Plaga Negra apresuró el fin del feudalismo, debido al empobrecimiento de muchos aristócratas y dueños de tierras.
Mientras algunos temen una aún más profunda polarización política, los optimistas señalan que la pandemia del coronavirus ha visto también señales de una mayor solidaridad social. En Estados Unidos, ha habido un florecimiento de redes de ayuda mutua con apelaciones a apoyar a otros y ofertas de asistencia transmitidas por Facebook y otras redes sociales. Los vecinos y miembros de las redes de ayuda mutua han contribuido a alimentar al hambriento, ponerle mascarillas a quien no la tiene y hacer compras para los ancianos y desposeídos. Eso podría dejar un apetito más filoso de activismo social, uniendo más a las comunidades, dicen los activistas.
De igual manera, los italianos desplegaron un fuerte sentido de solidaridad cívica durante buena parte del 2020. Desde las villas en las cimas de montañas hasta en las grandes ciudades, muchos italianos han estado trabajando para ayudar a las autoridades municipales a garantizar que los ancianos y vulnerables puedan obtener alimentos y atención. Y fueron los italianos los que encabezaron la tendencia, mientras el mundo cerraba sus puertas al inicio de la pandemia, para desplegar su apoyo a los trabajadores de la salud en los frentes de batalla, cantándoles desde sus balcones. Las presentaciones nocturnas y espontáneas, inspiraron a otros europeos a seguir el ejemplo.
¿Legados duraderos?
Para muchos empleados de cuello blanco, la pandemia trajo un marcado giro del trabajo en la oficina al empleo basado en casa, especialmente en las economías bien preparadas para la tecnología. Algunos observadores pronostican que esta tendencia podría ser duradera y que tiene sus beneficios. Los trabajadores desde sus casas tienen más control sobre su tiempo, permitiéndoles una mayor libertad para decidir cuándo hacer tareas, dándoles una mayor opción sobre cómo balancear el trabajo, la familia y el entretenimiento.
Ellos no gastan tiempo viajando al trabajo y algunos estudios sugieren que hay ganancias de productividad también. Aunque algunos se preocupan sobre la pérdida de interacción social y dicen que los empleados basados en casa se arriesgan a estar más aislados.
La reducción del tráfico hacia los centros de trabajo tiene beneficios ambientales y climáticos, reduciendo el estrés en la infraestructura de transporte y costos, y reduciendo las emisiones de carbono, según Capital GES, una firma consultora suiza que trabaja en 25 países. Algunos estudios advierten que los beneficios climáticos podrían ser anulados, sin embargo, por un aumento en el uso de calefacción y aire acondicionado en las casas.
También lea Expertos aseguran que el cambio climático puede ser más mortal que el coronavirusLos promotores de acciones contra el cambio climático esperan que la pandemia actuará como un masivo empujón a repensar la relación entre los humanos y la naturaleza, que poniendo a un lado el coronavirus, ha sido un dramático recordatorio de que el mundo natural no puede ser dado por sentado. Algunos gobiernos dicen que los planes de recuperación económica son una oportunidad de una vez en la vida para adoptar una recuperación verde.
“Si el 2020 nos ha enseñado algo, es que no podemos tener personas sanas sin un planeta sano”, dijo Inger Andersen, director ejecutivo del programa ambiental de Naciones Unidas.