Con las nuevas sanciones impuestas a Myanmar, el golpe militar ocurrido en ese país el 1 de febrero ha emergido como una primera prueba de la estrategia de diplomacia multilateral del presidente Joe Biden, en que su administración promete defender la democracia y contrarrestar la creciente influencia de China en una región que ha mostrado una significativa erosión democrática en los últimos años.
Biden anunció el miércoles sanciones a la junta militar de Birmania después de consultar con sus aliados y socios.
“Un mensaje fuerte y unificado emergiendo desde Estados Unidos ha sido esencial, consideramos, para alentar a otros países a unirse a nosotros para presionar por un inmediato regreso a la democracia”, dijo Biden.
La comunicación con los aliados es un paso necesario, porque hay poca presión que Washington puede emplear después de incrementar las sanciones contra Birmania por los abusos de derechos humanos cometidos contra la minoría rohinyá.
Queda por ver, sin embargo, si la diplomacia multilateral de Biden será efectiva en una región donde el autoritarismo se ha convertido más en la norma que en la excepción.
También lea Biden anuncia sanciones a la junta militar de MyanmarDebilitamiento democrático
El golpe en Myanmar es el debilitamiento de la democracia más reciente en la región, que incluye a Brunéi, Laos, Camboya y Filipinas. Abordarlo en el contexto de competencia estratégica con China es un desafío para la administración Biden, dijo Robert Daly, director del Instituto Kissinger sobre China y Estados Unidos del Centro Woodrow Wilson.
“¿Cómo nos comprometemos y entramos en el largo juego y mantenemos los canales abiertos incluso con regímenes que objetamos? ¿Cómo lo hacemos y retrocedemos de una absoluta declaración de principios para competir con China al tiempo que proclamamos que el motivo de nuestra competencia con China en de cierto modo ideológica?”, preguntó Daly.
Beijing es el principal socio comercial de Myanmar y los dos países mantienen fuertes lazos de defensa. Los militares birmanos han profundizado también su relación con Rusia, otro adversario de Estados Unidos.
También lea Biden y presidente chino abordan temas de DD.HH. en conversación telefónicaCisma dentro de la ASEAN
El 4 de febrero, el asesor de seguridad nacional de la Casa Blanca, Jake Sullivan, habló con los embajadores de la Asociación de Naciones del Sureste Asiático (ASEAN) para exhortarlos a respaldar una “inmediata restauración” de la democracia en Myanmar.
Indonesia y Malasia, países de mayoría musulmana que hicieron sonar las alarmas por las atrocidades contra los rohinyá, llamaron a una reunión especial dentro de la ASEAN, mientras que Tailandia, Camboya y las Filipinas asumieron la posición de que el golpe es un asunto interno de Birmania.
“El problema con el multilateralismo es que funciona muy bien cuando todos están de acuerdo”, dijo Dean Cheng, miembro de Heritage Foundation. “¿Qué pasa cuando tus aliados multilaterales te dicen: ‘Yo no quiero hacer lo que tú quieres hacer’?”
ASEAN sigue siendo, sin embargo, el principal cuerpo regional al que la administración Biden puede acudir en sus esfuerzos para regresar la democracia y los derechos humanos como pilares de la política exterior de EE.UU.
Se trata de un importante socio de comercio e inversiones, con Singapur como el mayor inversionista en Myanmar e Indonesia. En el pasado, la ASEAN mostró cierta flexibilidad en su principio de no interferencia con Birmania, incluyendo cuando sus líderes acordaron saltar el turno del país para organizar la Cumbre de la ASEAN en 2007 por preocupaciones sobre su gobierno autoritario.
El sentimiento de la ASEAN es que prefiere que EE.UU. coordine con Myanmar, del Instituto del Este de Asia de la Universidad Nacional de Singapur.
También lea Miles protestan contra militares en Birmania por tercer día consecutivoDesde diciembre de 2017, EE.UU. impuso sanciones a los responsables de las atrocidades contra los rohinyá, entre ellos el comandante en jefe, general Min Aung Hlaing, y su segundo, general Soe Win.
Los aliados occidentales están notando que la junta militar de Myanmar está recelosa de ser percibida como una marioneta de algún poder exterior, como Beijing y Nueva Delhi, y ha señalado su intención de mantener las relaciones diplomáticas y comerciales existentes con su socios.
“No habrá cambios en la política exterior, la política del gobierno y la política económica del país durante los períodos en que estemos tomando esa responsabilidad temporalmente”, dijo Min Aung Hlaing en un discurso nacional el lunes, su primero desde el golpe.
Restaurar las relaciones regionales
Lim añadió que para que el enfoque multilateral tenga éxito, EE.UU. también necesitará restaurar relaciones con aliados tradicionales en la región, como la India, Corea del Sur y Japón.
La India fue el principal proveedor de armas a Myanmar en 2019, seguida de Corea del Sur y China. Japón y la India sus principales socios comerciales después de China.
Biden discutió el golpe en Myanmar el lunes con el primer ministro indio, Narendra Modi.
A la larga, este tipo de buscar un consenso regional y un impulso marginal hacia una senda más democrática pudiera ser la opción más viable para la administración.
“Lo mejor es trabajar con los aliados para lograr lo que podamos mientras mantenemos el mayor respaldo y muchos canales de comunicación abiertos como sea posible con el pueblo de Birmania”, dijo Daly.