Senadores estadounidenses confrontaron duramente el miércoles en el Congreso a funcionarios de inteligencia de alto rango, quienes se negaron a aclarar si el presidente Donald Trump los presionó para que intervinieran en una investigación del FBI sobre la presunta intromisión de Rusia en la elección de 2016.
Tanto el jefe de la Agencia Nacional de Seguridad (NSA), el almirante Mike Rogers, como el director nacional de Inteligencia, Dan Coats, dijeron al Comité de Inteligencia del Senado de Estados Unidos que consideran que las conversaciones con el mandatario son confidenciales.
Angus King, un legislador independiente que apoya a los demócratas, fue uno de los varios senadores que se exasperaron ante las respuestas de los funcionarios.
"¿Por qué no responden a las preguntas?", inquirió King. "¿Cuál es la base legal para su negativa a testificar ante esta comisión?", agregó.
De hecho, los funcionarios no aportaron argumentos legales.
"Usted se está rehusando a contestar las preguntas de hoy, lo que es inapropiado", declaró King.
El almirante Rogers dijo que nunca se le pidió que haga algo ilegal o se sintió presionado a hacer algo inmoral durante sus tres años como jefe de la agencia de inteligencia.
Coats también dijo que en "su interacción con el presidente de Estados Unidos o con cualquier otra persona de su gobierno, yo nunca he sido presionado".
"Yo nunca he sentido presión para intervenir o interferir en ninguna manera o forma —acomodando la inteligencia en una forma política, o enseñar relación con una investigación en curso", agregó Coats.
La negativa de los jefes de inteligencia a discutir sus conversaciones con Trump incrementarán aún más la atención pública y mediática sobre el exdirector del FBI, James Comey, cuando testifique ante el mismo panel el jueves, en una audiencia largamente anticipada.
El jefe de la NSA había dicho previamente que no respondería a ninguna pregunta específica sobre las conversaciones que pudo haber sostenido con Trump.
"No voy a hablar sobre especulaciones y no voy a discutir los detalles de ninguna interacción o de conversaciones (...) que pude o no pude haber tenido con el presidente de Estados Unidos", dijo Rogers.
Cuando se le consultó respecto a las acusaciones de que Trump intentó influir en la investigación del FBI, Coats - que fue designado por el presidente - respondió: "Estamos en una sesión pública aquí y no considero que sea apropiado abordar información confidencial".
Se había informado que Trump le pidió a Rogers que declarara públicamente que no hay evidencia de que hubo colusión entre Moscú y la campaña Trump.
Rogers junto al director de Inteligencia Nacional, Daniel Coats, el director interino del FBI, Andrew McCabe y el fiscal general adjunto, Rod Rosenstein participaron en la audiencia.