El frío es intenso, el transporte caótico y la seguridad es extrema, pero eso no impide a miles de personas llegar a Washington para la juramentación de Obama.
Brenda González salió de su casa a las 4:00 de la mañana con el único propósito de llegar hasta el Capitolio, hacer una larga fila e ingresar a un sitio especial para ver la juramentación del presidente de Estados Unidos.
“Hice el esfuerzo, porque no es fácil, y salí desde temprano. Tomé el metro (transporte) y el primer tren que llegó lo tomé. Caminé y vine porque es un momento histórico que no me voy a perder”, dijo González a la Voz de América.
Como González, miles de personas llegan a una de las entradas que se encuentra en la Avenida Independence, para hacer otra larga fila, presentar la documentación e ingresar a un sitio donde podrán observar la juramentación de Barack Obama.
Para David Clarkson, con quien compartimos un café, cuando apenas eran las 5:30 de la mañana, este momento es “histórico”.
“Esto no pasa sino cada cuatro años y no me lo iba a perder. Vine con mis hijos y con mi cuñada. Mi esposo dice que prefiere quedarse en casa”, dijo Clarkson, de origen dominicano.
Pero, ¿Qué motiva a Clarkson a venir desde Hagerstown en Maryland para ver este acto?
“La felicidad de que Obama haya ganado de nuevo, es un motivo de esperanza y creo que viniendo y gritando ‘Obama, Obama’, ponemos nuestro granito de arena”, dice este dominicano mientras aprieta su café.
Ahora, tanto González como Clarkston deben pasar otro cordón de seguridad donde posiblemente les pedirán que se quiten las más de tres capas de ropa que utilizaron para evitar el frío.
Además, deberán permanecer por lo menos unos cuatro horas antes de iniciarse el evento, que vale la pena aclarar, solo podrán verlo por grandes pantallas de televisión ubicadas en sitios estratégicos, ya que no tienen entradas especiales.
“Hice el esfuerzo, porque no es fácil, y salí desde temprano. Tomé el metro (transporte) y el primer tren que llegó lo tomé. Caminé y vine porque es un momento histórico que no me voy a perder”, dijo González a la Voz de América.
Como González, miles de personas llegan a una de las entradas que se encuentra en la Avenida Independence, para hacer otra larga fila, presentar la documentación e ingresar a un sitio donde podrán observar la juramentación de Barack Obama.
Para David Clarkson, con quien compartimos un café, cuando apenas eran las 5:30 de la mañana, este momento es “histórico”.
“Esto no pasa sino cada cuatro años y no me lo iba a perder. Vine con mis hijos y con mi cuñada. Mi esposo dice que prefiere quedarse en casa”, dijo Clarkson, de origen dominicano.
Pero, ¿Qué motiva a Clarkson a venir desde Hagerstown en Maryland para ver este acto?
“La felicidad de que Obama haya ganado de nuevo, es un motivo de esperanza y creo que viniendo y gritando ‘Obama, Obama’, ponemos nuestro granito de arena”, dice este dominicano mientras aprieta su café.
Ahora, tanto González como Clarkston deben pasar otro cordón de seguridad donde posiblemente les pedirán que se quiten las más de tres capas de ropa que utilizaron para evitar el frío.
Además, deberán permanecer por lo menos unos cuatro horas antes de iniciarse el evento, que vale la pena aclarar, solo podrán verlo por grandes pantallas de televisión ubicadas en sitios estratégicos, ya que no tienen entradas especiales.