Haciendo acopio de paciencia en medio de precarias condiciones más de 5.000 migrantes centroamericanos esperan su turno para solicitar asilo en Estados Unidos, mientras autoridades de Tijuana, donde pernoctan, se quejan de la respuesta del gobierno mexicano y esperan ayuda de la ONU.
La Voz de América confirmó que en la frontera entre México y Estados Unidos se mantiene una tensa calma tras los enfrentamientos del fin de semana en Tijuana, cuando algunos migrantes intentaron entrar de manera ilegal a suelo estadounidense y fuerzas militares los dispersaron usando gases lacrimógenos.
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"A mí me gustaría entrar con la caravana, como venimos, abriendo fronteras, que creo que esta frontera no va a ser imposible de abrirla con el poder de Dios que nos pueda ayudar", dijo la migrante de Honduras María Joaquina, de 19 años, que llegó a Tijuana junto a su esposo y una hija.
Como el resto de la caravana, esta familia ha chocado con la negativa del presidente Donald Trump al no dejarlos pasar ilegalmente. Muchos esperan un milagro.
"Podemos hacer que el corazón del presidente de Estados Unidos se le ablande un poco", indicó la joven que se niega a esperar en el albergue habilitado en Tijuana.
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El alcalde de Tijuana, Juan Manuel Gastélum, ha sido claro diciendo que no tienen condiciones para asistir adecuadamente a los miles de migrantes, entre ellos mujeres y niños.
"Queremos que se aplique, que se instruya, que se lleve a cabo la asistencia humanitaria por parte de la ONU", dijo Gastélum, que ha criticado reiteradamente la poca cooperación de la Secretaría de Gobernación de su país en lo que describe como una crisis humanitaria.
Sin embargo, el representante de la Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios, Russel Geekie, dijo a la Voz de América que no ha sido solicitada ayuda alguna por parte de las autoridades mexicanas.
"Ni la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios, ni nuestro coordinador residente en México, han recibido petición para proveer asistencia. Si el gobierno de México envía una petición oficial, la ONU la considerará", indicó Geekie.
Agencias de la ONU como ACNUR (que asiste a refugiados) y Unicef han seguido de cerca las caravanas de migrantes que salieron el pasado mes de octubre desde países como Honduras y El Salvador.
Gastélum fue enfático días atrás respecto a la importancia que le concede a las relaciones bilaterales entre México y Estados Unidos, algo que sugirió podría afectarse por la situación generada por los migrantes.
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La larga espera
Un albergue en Tijuana que ha sido descrito por medios como abarrotado y sucio acoge a los miles de migrantes, que cada día hacen fila para acceder a alimentos y bienes de primera necesidad donados.
En medio de la frustración y malas condiciones algunos han optado por regresar a casa pese a semanas de esfuerzos en el intento de lograr el sueño americano.
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Todos ya saben que tendrán que permanecer en la ciudad fronteriza mexicana durante meses mientras toca el turno para solicitar el asilo.
"Si no vienen, voy de regreso a mi tierra", dijo el guatemalteco José Luis Tepeu, de 22 años, que dormía sobre cartones en el suelo.
Tepeu desecha la oportunidad de quedarse en México, donde dijo que los salarios son demasiado bajos y no podría ayudar con dinero a su familia en Guatemala. "No se gana aquí", aseguró.
Para solicitar asilo, los migrantes deben registrarse en una lista para tener acceso a los funcionarios de inmigración en la frontera.
El listado tiene retraso de semanas incluso antes de la llegada de las caravanas a la frontera.
(Con información de Reuters)