Acompañado por representantes de las comunidades judía y musulmana, el papa Francisco emprende una gira histórica por Jordania, Palestina e Israel.
El papa Francisco emprende este sábado su primera gira por Tierra Santa en un viaje que el Vaticano ha encasillado como “estrictamente religioso” pero que sin duda tiene marcadas connotaciones políticas y diplomáticas.
La comitiva que le acompaña incluye, por primera vez en la historia de los viajes papales, a representantes de las religiones musulmana y judía, y su peregrinación sigue las huellas de la realizada por el Sumo Pontífice Pablo VI a la cuna del cristianismo hace 50 años.
También a la que realizaron después Juan Pablo II, en 2000, y su predecesor Benedicto XVI, en 2009, teniendo en la mira la ingente tarea de tender puentes entre las tres grandes religiones que conviven desde hace siglos en la región.
Francisco, de 77 años, visitará tres diferentes territorios en un recorrido agotador: Jordania, Palestina e Israel, y en poco más de 48 horas oficiará dos misas multitudinarias, pronunciará poco más de un docena de discursos, y se reunirá con refugiados, fieles y dignatarios.
Al igual que hizo Pablo VI cuando se reunió por primera vez con líder ortodoxo Atenagoras I, el papa repetirá ahora ese gesto histórico y lo hará “en la misma habitación” de entonces en Jerusalén con el patriarca ecuménico Bartolomé I.
También visitará lugares cumbres del cristianismo como lo hicieron Juan Pablo II y Benedicto XVI: el río Jordán, donde Jesús fue bautizado, y luego el Santo Sepulcro, el Cenáculo y el Monte de los Olivos.
Tras su paso por Jordania, una tierra de mayoría musulmana pero de profundas raíces bíblicas, y de su encuentro este sábado con el Rey Abdalá II, el papa se trasladará el domingo en helicóptero hasta Belén, donde lo espera el presidente palestino, Mahmud Abás.
El último día de su viaje, el lunes --cuando los musulmanes celebran la ascensión de Mahoma al cielo desde Jerusalén-- el papa se entrevistará con el Gran Mufti en la Explanada de las Mezquitas y después visitará el Muro de las Lamentaciones, el sitio más sagrado del judaísmo.
En un viaje que no llega a estar exento de peligros, más de 8 mil agentes y efectivos policiales velarán por la seguridad del Sumo Pontífice, que en parte de su periplo ha decidido acercarse y saludar a los feligreses desde su papamóvil al descubierto.
Las autoridades de Israel emitieron una orden de restricción en Jerusalén contra extremistas judíos que planeaban causar disturbios durante la visita del papa, quien declaró que uno de sus objetivos era además "rezar por la paz en esa Tierra que sufre tanto", en alusión al conflicto palestino-israelí.
La comitiva que le acompaña incluye, por primera vez en la historia de los viajes papales, a representantes de las religiones musulmana y judía, y su peregrinación sigue las huellas de la realizada por el Sumo Pontífice Pablo VI a la cuna del cristianismo hace 50 años.
También a la que realizaron después Juan Pablo II, en 2000, y su predecesor Benedicto XVI, en 2009, teniendo en la mira la ingente tarea de tender puentes entre las tres grandes religiones que conviven desde hace siglos en la región.
Francisco, de 77 años, visitará tres diferentes territorios en un recorrido agotador: Jordania, Palestina e Israel, y en poco más de 48 horas oficiará dos misas multitudinarias, pronunciará poco más de un docena de discursos, y se reunirá con refugiados, fieles y dignatarios.
Al igual que hizo Pablo VI cuando se reunió por primera vez con líder ortodoxo Atenagoras I, el papa repetirá ahora ese gesto histórico y lo hará “en la misma habitación” de entonces en Jerusalén con el patriarca ecuménico Bartolomé I.
También visitará lugares cumbres del cristianismo como lo hicieron Juan Pablo II y Benedicto XVI: el río Jordán, donde Jesús fue bautizado, y luego el Santo Sepulcro, el Cenáculo y el Monte de los Olivos.
Tras su paso por Jordania, una tierra de mayoría musulmana pero de profundas raíces bíblicas, y de su encuentro este sábado con el Rey Abdalá II, el papa se trasladará el domingo en helicóptero hasta Belén, donde lo espera el presidente palestino, Mahmud Abás.
El último día de su viaje, el lunes --cuando los musulmanes celebran la ascensión de Mahoma al cielo desde Jerusalén-- el papa se entrevistará con el Gran Mufti en la Explanada de las Mezquitas y después visitará el Muro de las Lamentaciones, el sitio más sagrado del judaísmo.
En un viaje que no llega a estar exento de peligros, más de 8 mil agentes y efectivos policiales velarán por la seguridad del Sumo Pontífice, que en parte de su periplo ha decidido acercarse y saludar a los feligreses desde su papamóvil al descubierto.
Las autoridades de Israel emitieron una orden de restricción en Jerusalén contra extremistas judíos que planeaban causar disturbios durante la visita del papa, quien declaró que uno de sus objetivos era además "rezar por la paz en esa Tierra que sufre tanto", en alusión al conflicto palestino-israelí.