Muchas familias de Estados Unidos ahora comparten casa, un cambio impulsado por la situación de la economía y la minorías como hispanos, afroamericanos y asiáticos.
Los constructores de viviendas en Estados Unidos son testigos de un cambio de tendencia notable en el país, los pedidos de casas que puedan alojar a familias completas, desde abuelos hasta nietos.
Incluso ya se ha construido un nuevo barrio para hacer frente a estas “nuevas” necesidades en tiempos modernos en Estados Unidos.
Un ejemplo es el de Alicia Byassee, quien estaba buscando la casa de sus sueños, y lo que encontró fue una propuesta que le permitía ayudar a que su madre cuidara mejor de sus abuelos.
"Ella conduce su coche por más de una hora todos los días para venir a ver a sus padres –mis abuelos- o para quedarse con ellos. En cambio, sería mucho más fácil para ella y su familia si tienen un lugar donde puedan vivir" junto a ellos.
El nuevo desarrollo de viviendas es llamado “suite para la suegra”, que incluye una sección de la casa con una sala independiente, cocina americana, dormitorio y baño.
Es perfecto para los que entran en sus años 50 o 60, explica la desarrolladora Emile Haddad. "Los llamados ‘baby boomers’ están llegando a una edad en que uno de sus padres ya ha fallecido y a muchos les gustaría tener al otro viviendo junto a ellos, 'pero con independencia', en vez de que tenga que ir a un hogar para ancianos", explica.
Una encuesta a nivel nacional realizada por la empresa constructora PulteGroup, revela que un creciente número de propietarios de viviendas esperan que más integrantes de su familia vivan con ellos, incluyendo diferentes generaciones. Esto, en opinión de Kristin Pasternak, de la firma constructora, es “un cambio cultural” y hasta “una actitud diferente respecto a varias generaciones de la familia viviendo juntas”.
Incluso, muchas familias ya están planeando renovar su casa o comprar una nueva, tal como Helen Artienda, quien dice que busca “una casa dentro de una casa” para que su hijo viva tras finalizar “sus estudios, en momentos donde la economía no es tan buena”.
Precisamente, es la situación económica de las familias el principal motor del cambio, dice el profesor de arquitectura y gerontología, Victor Regnier. Porque a partir de la crisis de 2008 muchas cosas cambiaron, las casas “perdieron valor, las familias perdieron riquezas y surgió la idea de imaginar la forma de aprovechar mejor el espacio de sus casas”.
La tendencia es confirmada por el Censo de Estados Unidos, donde tres o más generaciones de las familias conviven en la misma propiedad, en particular familiares de hispanos, afroamericanos y asiáticos, pero la tendencia es impulsada más por la economía que por aspectos culturales dice Regnier, tal como pasa “en muchos de los países del tercer mundo”.
Incluso ya se ha construido un nuevo barrio para hacer frente a estas “nuevas” necesidades en tiempos modernos en Estados Unidos.
Un ejemplo es el de Alicia Byassee, quien estaba buscando la casa de sus sueños, y lo que encontró fue una propuesta que le permitía ayudar a que su madre cuidara mejor de sus abuelos.
"Ella conduce su coche por más de una hora todos los días para venir a ver a sus padres –mis abuelos- o para quedarse con ellos. En cambio, sería mucho más fácil para ella y su familia si tienen un lugar donde puedan vivir" junto a ellos.
El nuevo desarrollo de viviendas es llamado “suite para la suegra”, que incluye una sección de la casa con una sala independiente, cocina americana, dormitorio y baño.
Es perfecto para los que entran en sus años 50 o 60, explica la desarrolladora Emile Haddad. "Los llamados ‘baby boomers’ están llegando a una edad en que uno de sus padres ya ha fallecido y a muchos les gustaría tener al otro viviendo junto a ellos, 'pero con independencia', en vez de que tenga que ir a un hogar para ancianos", explica.
Una encuesta a nivel nacional realizada por la empresa constructora PulteGroup, revela que un creciente número de propietarios de viviendas esperan que más integrantes de su familia vivan con ellos, incluyendo diferentes generaciones. Esto, en opinión de Kristin Pasternak, de la firma constructora, es “un cambio cultural” y hasta “una actitud diferente respecto a varias generaciones de la familia viviendo juntas”.
Incluso, muchas familias ya están planeando renovar su casa o comprar una nueva, tal como Helen Artienda, quien dice que busca “una casa dentro de una casa” para que su hijo viva tras finalizar “sus estudios, en momentos donde la economía no es tan buena”.
Precisamente, es la situación económica de las familias el principal motor del cambio, dice el profesor de arquitectura y gerontología, Victor Regnier. Porque a partir de la crisis de 2008 muchas cosas cambiaron, las casas “perdieron valor, las familias perdieron riquezas y surgió la idea de imaginar la forma de aprovechar mejor el espacio de sus casas”.
La tendencia es confirmada por el Censo de Estados Unidos, donde tres o más generaciones de las familias conviven en la misma propiedad, en particular familiares de hispanos, afroamericanos y asiáticos, pero la tendencia es impulsada más por la economía que por aspectos culturales dice Regnier, tal como pasa “en muchos de los países del tercer mundo”.