Desde que se confirmaron los primeros casos de coronavirus en Venezuela, en marzo, el gobierno en disputa de Nicolás Maduro y el de su aliado chino, Xi Jinping, establecieron un "puente aéreo" para las donaciones del gigante asiático.
Hasta la fecha, según la cancillería del gobierno en disputa, han llegado al país suramericano cinco vuelos con un total de 157 toneladas de insumos como mascarillas, trajes de aislamiento, lentes de protección, tapabocas y pruebas rápidas para detectar el COVID-19.
"Queremos desde el alma de Venezuela agradecer al pueblo de China y a su presidente por esta generosidad", dijo la vicepresidenta del gobierno en disputa, Delcy Rodríguez, al recibir el cargamento en el aeropuerto internacional de Maiquetía, a las afueras de Caracas.
Incluso, el pasado 30 de marzo, una misión de ocho médicos chinos aterrizó en Caracas para dar asistencia a los trabajadores sanitarios.
El embajador de Beijing en Caracas, Li Baorong, muy activo en su cuenta en Twitter, usa la red social para retuitear a los voceros del chavismo y manifiesta su solidaridad con los ciudadanos venezolanos en medio de la pandemia.
"Ante los momentos difíciles, los pueblos chino y venezolano están juntos", dijo durante una reunión con ministros del gobierno en disputa en abril.
¿Qué dicen los expertos de estas donaciones?
El exembajador de Venezuela en Naciones Unidas, Milos Alcalay, advierte que las donaciones han sido usadas por Maduro como instrumento de "propaganda oficial".
"Cada llegada de estos elementos, en vez de ser utilizados como una verdadera ayuda humanitaria, han sido convertidos - con una pasiva aceptación de los chinos - en una ayuda a Maduro", alerta el diplomático en conversación con la Voz de América.
El analista Parsifal D' Sola, director del Centro de Investigación Chino Latinoamericano de la Fundación Andrés Bello, opina que China busca convertirse en una alternativa a la influencia de Estados Unidos en la región.
D’ Sola cree que esta política hacia Venezuela y la región es “para evitar lo que los chinos consideran un exceso de apoyo del llamado intervencionismo de EE.UU., como ellos lo califican dentro de su retórica diplomática”.
“El caso venezolano no es, en específico, para que se mantenga la dictadura, sino que está enmarcado dentro de una política más global", advierte el experto a la VOA.
Además sostiene que se trata de una estrategia geopolítica en Latinoamérica “para hacer de la comunidad internacional un sitio más a gusto para el partido comunista chino”.
D’ Sola afirma que existe un interés económico a largo plazo, en virtud del cual China busca “abrirse terreno” para futuras inversiones de sus empresas en Latinoamérica.
Los lazos entre ambas naciones se fortalecieron desde la llegada al poder del fallecido expresidente Hugo Chávez en 1998. Maduro se ocupó de mantenerla y la alianza le ha servido para tener un socio clave en el ámbito internacional.
La nación asiática ha provisto asistencia al país suramericano para la construcción de viviendas, para el lanzamiento de tres satélites y, el año pasado, se anunció que técnicos chinos instalarían la tecnología 5G para las telecomunicaciones en Venezuela.
Desde 2008, China le ha prestado alrededor de 65.000 millones de dólares a Venezuela, que el Estado paga con un promedio de 350.000 barriles de petróleo diarios, de acuerdo con cifras oficiales.
Sin embargo, D' Sola descarta que China esté dispuesta a lanzar un nuevo salvavidas a la economía venezolana.
"La deuda pendiente con China la estimamos entre 20.000 y 25.000 millones de dólares. No veo a China extendiendo nuevos préstamos. No han expresado explícitamente que no van a extender nuevos préstamos, pero lo hacen a través de un distanciamiento que se ha dado en los últimos años en cuanto a las visitas de altos funcionarios chinos a Venezuela. A partir de 2015, esas visitas comienzan a disminuir notablemente", destaca D' Sola.
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El exembajador Milos Alcalay explica que “China se siente débil porque ha sido acusada en la Organización Mundial de la Salud de no haber actuado con transparencia" en torno al coronavirus. Por eso, dice, está buscando alianzas.
El ejemplo más cercano, explica, fue su “apoyo incondicional” a Maduro la pasada semana en la reunión del Consejo de Seguridad de la ONU, donde se discutió la supuesta incursión militar extranjera denunciada por el gobierno en disputa.
“China ha entrado en una línea de solidaridad ideológica y no escucha el clamor de los sectores del país que denuncian el colapso económico, político, social e institucional. Es un juego peligroso de China, porque había logrado mantener unas relaciones institucionales con todos los sectores. Cuando vemos la posición de China en el Consejo de Seguridad, está usando sólo argumentos del régimen y tratando de llevar adelante una especie de solidaridad automática", dijo el diplomático, que fue Viceministro de Exteriores en la década de 1990.
El analista económico y experto en América Latina basado en el Instituto de Estudios Estratégicos del Ejército de EE.UU., Robert Evan Ellis, dijo la pasada semana en el programa Foro Interamericano, de la VOA, que a pesar de la desconfianza en medio de la pandemia "vamos a ver un aumento de la presencia china" que tendrá gran impacto, especialmente en América del Sur.
Hay desconfianza "por la manera como China ha manejando la crisis y la información", pero por otro lado este país "podrá aprovechar las bancarrotas de América Latina y otros lugares".
Consultado acerca de si cree que Estados Unidos está perdiendo su supremacía, su presencia en la región, dando paso al avance de China, Ellis dijo que siempre ha existido ese lazo comercial, geográfico entre el país norteamericano y Latinoamérica, además aludió a la influencia de Estados Unidos en México, y países del Caribe y América Central.
"Sin embargo, -expresó-, la presencia económica de China, aunque viene con ciertos resentimientos, impacta hacia dónde miran los gobiernos en América Latina, especialmente en América del Sur".