Las autoridades locales y las organizaciones religiosas y solidarias de El Paso, Texas, esperan ser incluidas en la ayuda prometida por el presidente Joe Biden durante su visita a la ciudad fronteriza, una de las más golpeadas por la actual crisis migratoria en el límite entre Estados Unidos y México.
"El problema [de los] migrante es de todos, no es solo de El Paso, es un problema de todo EEUU", afirmó tajante el alcalde de la localidad texana, Oscar Leeser, durante un encuentro con una comitiva bipartidista de senadores que viajó a El Paso, un día después de Biden.
"Se necesitan fondos y se continuarán necesitando constantemente hasta que se haga algo permanente".
Las cifras récord de migrantes que llegaron en los últimos meses a la frontera sur de Estados Unidos desbordaron refugios y centros de procesamiento en El Paso, localidad que vio un alza en las llegadas durante las dos últimas semanas de diciembre, cercano a la fecha en la que debía finalizar el Título 42, pospuesto indefinidamente por la Corte Suprema de EEUU.
Ante los abrumadores números, El Paso declaró entonces el estado de emergencia, que aún mantiene. "Este es un problema que no se va a resolver en un día. Así se lo trasladé al presidente", afirmó Leeser.
En su primera visita a la frontera sur desde que llegó a la Casa Blanca, Biden viajó este domingo a El Paso, donde recorrió el muro que divide a esta ciudad texana de la de Juárez, en México, y conversó con autoridades locales y oficiales de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CPB, por sus siglas en inglés).
"Necesitan ayuda y se la vamos a dar", aseguró Biden durante su breve estancia, marcada por la ausencia de declaraciones y durante la que no trascendieron muchos detalles sobre su intercambio con líderes comunitarios y autoridades.
Una ciudad al límite
Durante el año fiscal 2022, el CBP reportó un récord de 2,7 millones de detenciones en la fronteras, de ellas más de 2,3 millones en el límite sur. La gran mayoría de estas se registró en El Paso, que además es conocido como uno de los mayores corredores de cruces irregulares hacia Estados Unidos.
El Título 42, una medida de salud pública que permite enviar a México a quienes solicitan asilo en la frontera, facilitó unas 2,5 millones de expulsiones desde su puesta en marcha en marzo de 2020, según datos del CBP.
Su inminente fin, previsto para el 21 de diciembre, provocó un pico en la llegada de migrantes, que esperaban al otro lado del río Bravo su turno de entrar a EEUU. La ciudad de El Paso comenzó a recibir entonces cifras nunca vistas de peticionarios de asilo y de migrantes irregulares, que no fueron procesados en puertos de entrada.
Cuba, Nicaragua y Venezuela fueron los países que más migrantes aportaron a los históricos números de 2022. Para tratar de contener esta situación , la administración del demócrata Biden puso en práctica un programa de "parole humanitario", extendido también a los haitianos, que combina cuotas de visas con un reforzamiento en las medidas contra las entradas irregulares.
Según datos confirmados el miércoles por la portavoz de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre, "la cantidad de personas que intentan cruzar la frontera ilegalmente en El Paso se ha reducido en más del 70 % desde mediados de diciembre pasado".
"Seguimos trabajando para poder atender a la situación migrante que ciertamente en los últimos días ha estado descendiendo. Estamos pendientes a lo que pase con el Título 42, si va a seguir en curso, y en caso de que esto pase, lo que tenemos que hacer. Hemos desactivado algunos refugios, que podemos activar nuevamente si hace falta", explicó a la Voz de América el vocero del Departamento de Manejo de Emergencias de la ciudad de El Paso, David Dueñas.
También lea "Regresar a México no es opción": migrantes que llegan a El Paso huyendo de la violenciaAunque advirtió que tras la visita de Biden, "quedan reuniones pendientes", sí afirmó que han "recuperado costos a partir de los fondos de la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias" (FEMA).
"Pensamos que a partir de la visita del presidente, la recuperación de esos fondos se puede hacer de una manera más ágil y que también podamos tener más contacto con FEMA para poder tener operaciones a futuro, que en caso de que vuelva a haber otro brinco como el que tuvimos la semana pasada, o hace dos meses, podamos tener recursos por adelantado para atender la situación", dijo Dueñas.
El funcionario precisó que el estado de emergencia en la ciudad se renueva cada 15 días. "Estamos en los últimos 7 días de ese estado de emergencia, pendiente si el concejo de la ciudad lo renueva o si se alza por el momento", indicó.
"No podemos seguir con esta situación"
El venezolano Kendry Herrero Maldonado lleva varios días durmiendo a la intemperie en el campamento improvisado donde se reúnen decenas de migrantes en los alrededores de la iglesia del Sagrado Corazón de El Paso.
"Llevo tres meses huyendo de ese país. Por tantas cosas que están pasando, decidimos emigrar. No queremos dificultar a nadie, lo que queremos es avanzar y seguir adelante, y sacar a nuestra familia adelante, damos muchas gracias por el apoyo que nos está dando mucha gente acá", agradeció.
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El templo, ubicado en el centro de la ciudad, se ha convertido en el último refugio para migrantes irregulares después de las masivas redadas de los últimos días. Por ahora el perímetro que rodea a la iglesia es el único seguro para estas personas. Religiosos y activistas asisten brindando comida, duchas y albergue en un edificio adyacente a familias y mujeres con niños.
"Hacemos lo mejor que podemos", aseguró Rafael García, párroco del Sagrado Corazón.
La buena voluntad no es suficiente, también hacen falta fondos. "No podemos seguir con esta situación", insistió a la VOA Dulce Tovar, de la organización Trabajadores Fronterizos Unidos.
"Queremos que el presidente vea la necesidad que hay aquí (...) pero también que ayude, que mande apoyo y ayuda para los albergues, ya que se necesita. Mi mamá trabaja en la iglesia y se necesita. Los padres, ellos están aportando su granito de arena como pueden, pero es mucha la necesidad la que hay ahorita, es mucho el apoyo que necesitan, ellos están pagando las cuentas y no se dan abasto", enfatizó.
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La misma esperanza guardan los trabajadores del albergue Rescue Mission of El Paso , quienes por 70 años han trabajado asistiendo a personas sin hogar, y más recientemente a los migrantes.
"Estamos acostumbrados a hacer este tipo de trabajo, pero no a esta escala. Este es el mayor número de personas que hemos tenido, es costoso y esperamos estar incluidos en esa ayuda (prometida por Biden)", dijo a la VOA la directora de marketing de la organización, Nicole Reulet.
También lea Paso a paso: ¿cómo aplicar al nuevo parole humanitario para cubanos, nicaragüenses, haitianos y venezolanos?La joven activista explicó que llevan un registro de gastos para entregar a FEMA y poder calificar a los reembolsos de renta y comida. Afirmó que se sustentan también gracias a la generosidad de la comunidad, de la que han recibido una "maravillosa respuesta".
"Siendo una ciudad fronteriza todos, yo personalmente, tenemos familia del otro lado de la frontera que han pasado el proceso de inmigración para llegar aquí, sabemos lo difícil que es. Por eso creo que entendemos a un nivel personal el deseo de venir a EEUU para tener una mejor oportunidad, para una mejor vida".
"Creo que es una de las razones por las que los habitantes del El Paso responden de la manera que lo hacen, porque vemos a los migrantes como nuestra familia, como nuestras", concluyó.
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