El comandante de la guerrilla afgana Sirajuddin Haqqani, posible sucesor del líder talibán Mullah Akhtar Mansour, podría mostrarse un enemigo aún más implacable para las fuerzas gubernamentales afganas y sus aliados estadounidenses.
Haqqani, tiene una recompensa por su cabeza de 5 millones de dólares en EEUU y es considerado por altos cargos estadounidenses y afganos el señor de la guerra más peligroso de la insurgencia talibán.
Es responsable de los ataques más sangrientos, incluyendo el del mes pasado en Kabul en el que 64 personas murieron.
Su padre, Jalaluddin Haqqani, fue un hombre de espesa barba, líder los mujaidines, que combatió las tropas soviéticas que invadieron Afganistán en 1979.
Su hijo, Sirajuddin Haqqani se convirtió el año pasado en uno de los dos comandantes talibanes adjuntos, integrando en la insurgencia de los talibanes afganos a su temida facción militante, conocida como la red Haqqani.
Se cree que la red Haqqani ha introducido los atentados suicidas en Afganistán y el Departamento de Estado de EEUU lo califica como el grupo insurgente más letal contra las fuerzas gubernamentales lideradas por EEUU en el país. Se etiqueta a Sirajuddin Haqqani como un "terrorista global especialmente capaz".
EEUU mató a Mansour en un ataque aéreo en una remota zona fronteriza en Pakistán, según anunció el gobierno de Afganistán, en un ataque que probablemente impida cualquier progreso inmediato de las conversaciones de paz. EEUU no ha confirmado la muerte de Mansour.