Las tensiones entre el Gobierno de Nicaragua y la Iglesia católica crecen cada día más, a pocas semanas de las elecciones generales, en las que el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, y sus seguidores han elevado el discurso de odio en contra de líderes religiosos.
La Conferencia Episcopal de Nicaragua ha solicitado al Estado, en reiteradas ocasiones, transparencia en los próximos comicios electorales, lo que ha desatado el descontento de la pareja presidencial que durante los últimos meses han arremetido contra los líderes religiosos a los que califica como “terroristas y golpistas”.
En su primer discurso de campaña electoral, previo a los comicios del 7 de noviembre, el presidente Daniel Ortega acusó a los obispos de la conferencia episcopal de Nicaragua de ser cómplices de un supuesto “intento de golpe de Estado” en su contra.
“Esos obispos son terroristas también, claro que son terroristas. En otros países estarían juzgados ya, ahí mismo en Costa Rica estarían detenidos, estarían juzgados", dijo Ortega.
También lea Nicaragua, Honduras y El Salvador "continúan socavando sus democracias", afirman analistasEn tanto que su esposa y vicepresidenta de la República, Rosario Murillo, tampoco se ha quedado atrás y ha dicho directamente que los líderes religiosos no tienen derecho a levantar su voz en Nicaragua.
“Sin ningún pudor, sin una expresión de pena, de desvergüenza, levantan la voz cuando no tienen ningún derecho de alzar la voz después, además de todo lo que han hecho en este país y todo lo que hicieron pretendiendo destruirnos desde el odio y bendiciendo al terrorismo criminal", ha señalado Murillo.
Pero los religiosos no han guardado silencio ante los señalamientos del gobierno, y monseñor Rolando Álvarez, obispo de la diócesis de Matagalpa, denunció que los sacerdotes han sido víctimas de calumnias y falsas acusaciones.
El monseñor Rolando Álvarez , obispo de la diócesis de Matagalpa, señaló: “Agonizamos cuando se nos señala, se nos acusa, se nos calumnia, cuando a la iglesia nuevamente se le quiere llevar a las plazas públicas para que sea apedreada por unos pocos.agonizamos cuando se agitan pequeños grupos para que griten nuevamente a la iglesia….pero esa agonía es lucha por la vida, podemos estar degollados pero permanecemos en pie".
Por su parte, Humberto Belli, exministro de Educación y conocido en Nicaragua por su cercana relación con la iglesia, dijo a la Voz de América que las autoridades eclesiásticas no callarán ante las presiones ejercidas por el gobierno sandinista.
"Yo veo que la iglesia es la que tiene actualmente la mayor posibilidad de hablar con claridad y expresar la verdad de lo que sucede, los otros sectores los veo muy intimidados", dijo Beli.
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En tanto, el tiempo se acorta y las elecciones están a la vuelta de la esquina y quienes acudirán a las urnas son una población en su mayoría creyente de la religión católica, una contradicción a la que el Frente Sandinista le ha dado la espalda ya que nunca ha cultivado relaciones amistosas con la iglesia.
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