Los cálculos sobre lo que se viene en Washington han comenzado solo horas después de que los republicanos consiguieran el control del Senado al ganar por lo menos siete nuevos escaños y lograran la mayoría más amplia en la Cámara de Representantes desde finales de la II Guerra Mundial.
El triunfo republicano fue una verdadera marea roja, el color que distingue a ese partido, y una derrota completa para el presidente Barack Obama que superó aún las peores expectativas.
El disgusto es tal que muchos se preguntan si Washington se sumirá en un entrampamiento permanente en lo que queda de la presidencia Obama.
El senador Mitch McConnell, que se convertirá en el nuevo líder de la mayoría en el Senado, luego de agradecer a sus seguidores adoptó un tono mesurado.
“Yo no espero que el presidente se levante (esta mañana) y vea el mundo de manera diferente que (ayer)”, dijo McConnell. “Pero él sabe que yo tampoco”, agregó.
En un balance sobre los resultados electorales, el analista político y presidente de Masconsulting, César Martínez, dijo a la Voz de América que este escenario es un desafío para mostrar la grandeza política y escuchar al electorado.
"Es el momento para esperar que los votantes hayan elegido bien y que por el bien del país podamos salir adelante con unas políticas de trabajo conjunto", dijo el experto.
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Obama, McConnell y los demás líderes republicanos y demócratas se reunirán el viernes para hablar –con suerte— sobre las cosas en común en áreas donde se traslapan los intereses de ambos partidos: rediseñar el complicado código impositivo, la reparación de las decadentes carreteras y puentes del país y quizá firmar los tratados de libre comercio con la Unión Europea y las naciones del grupo Asia-Pacífico.
“Cada elección es como una entrevista de trabajo, una muy larga”, dijo McConnell. “Solo porque tenemos un sistema bipartidista no significa que tengamos que estar en conflicto perpetuo”, agregando que tanto él como la Casa Blanca “tenemos la obligación de trabajar juntos en los temas en que podamos estar de acuerdo”.
Hay pocas probabilidades que la reforma migratoria, el Obamacare, el presupuesto y la deuda sean parte de la agenda de acuerdos posibles, material para el próximo presidente.