Rousseff supera debate sin problema

El candidato opositor Jose Serra, durante un acto de campaña en su estado natal de Sao Paulo.

La candidata oficialista a la presidencia de Brasil, Dilma Rousseff, salió airosa del último debate en televisión antes de la elección del domingo en Brasil.

Incluso, Rousseff logró recuperar el impulso que su candidatura a logrado en los últimos dos meses y tras una ligera caída a fines de septiembre, por algunos escándalos de corrupción que afectaron al oficialista Partido de los Trabajadores (PT) y al gobierno, la candidata que cuenta con el respaldo del presidente Luiz Inácio Lula da Silva, parece contar con el apoyo suficiente como para ganar en la primera vuelta.

En este extremo coincide el director del Instituto Brasil del Centro Wilson, en Washington, Paulo Sotero, quien dijo en una entrevista con voanoticias.com que “en estos momentos, con los datos que tenemos, la posibilidad de una decisión este domingo es la más fuerte”.

Sin embargo, Sotero también destacó que existe “alguna expectativa de que Dilma Rousseff, la candidata del presidente Lula da Silva, no logre superar el 50%” y finalmente haya una segunda vuelta.

Según entiende el director del Instituto Brasil del Centro Wilson, la caída de la popularidad del candidato opositor y ex gobernador de Sao Paulo, José Serra, quien a comienzos de año contaba con la preferencia mayoritaria de los electores, se debió a una actitud “arrogante”, que lo llevó a “fracasar en su intento de explicarle a la gente porque quería ser presidente”.

En el último debate realizado por la cadena de televisión Globo, Dilma Rousseff, la ex jefa de Gabinete del presidente Lula da Silva, no recibió ataques relevantes del opositor José Serra del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), ni de los otros dos candidatos opositores, la ex ministra de Medio Ambiente, Marina Silva, del Partido Verde, ni del socialista Plinio de Arruda Sampaio.

Incluso los dos candidatos con más chances, Rousseff y Serra no se cruzaron directamente en el debate. En opinión de Sotero, esto coincide con la característica de ambos candidatos, “que tienen un temperamento retraído, no son líderes carismáticos como Lula da Silva, ni simpáticos como el ex presidente Fernando Henrique Carodoso”.

También Sotero considera que Serra “ha calculado muy mal a la hora de colocar su experiencia al lado de la falta de experiencia de Dilma Rousseff, considerando que eso podría hacer por sí sólo la diferencia”, sin contar con el efecto de la enorme popularidad del presidente Lula da Silva.

Según el analista del Centro Wilson, el presidente brasileño logró transferir su caudal electoral a Rousseff, una candidata que “no existiría sin el presidente Lula da Silva”, aunque Sotero no deja de destacar que “es muy competente y una gran burócrata, que ya sea en primera o en la segunda vuelta va a convertirse en la próxima presidente de Brasil”.

Dilma Rousseff hará historia en caso de ganar, al convertirse en la primera mujer en alcanzar la presidencia en Brasil, dando razón a una expresión del presidente Lula da Silva de comienzos de año, cuando dijo que “Brasil está pronto para tener a una mujer presidente”.

Respecto a la tercera candidata con más apoyo popular, Marina Silva del Partido Verde, el analista del Centro Wilson la define como “un tesoro nacional en Brasil, una persona excepcional y fue una muy buena ministra de Medio Ambiente”, aunque como “mucha gente se ha sentido desilusionada no sólo con el Partido de los Trabajadores, del que fue fundadora, sino también con el presidente Lula da Silva”.

Sin embargo sus chances son escasas, “podrá llegar a un 14 o 15% por ciento”, aunque “su crecimiento será fundamental para posibilitar un segundo turno” sostiene Sotero.

El fin de semana, antes de las elecciones del domingo, los brasileños tendrá tiempo para reflexionar en medio de la veda electoral, tanto sobre la propuesta de Dilma Rousseff de “hacer de Brasil un país desarrollado", como de la contrapropuesta de Serra de que "Brasil puede estar mejor".

Brasil llega al acto electoral del que están habilitado para participar 135 millones de electores, en medio de la mayor expansión económica del país en tres décadas y con Dilma Rousseff capturando, según el último sondeo de la consultora Datafolha, un 52% de intención de voto, en tanto Serra se ha estabilizado en 32%.