La decisión de los gigantes de las redes sociales de moderar más el contenido, junto con el veto al presidente Donald Trump y a algunos de sus simpatizantes que ya no pueden publicar, está intensificando un debate en Europa sobre cómo regular a plataformas como Facebook y Twitter.
El candente debate se ha enfocado principalmente en si los gobiernos deberían intervenir para censurar o proteger la libertad de expresión, o si se debería proteger las opiniones para que no sea bloqueadas o eliminadas por los gigantes tecnológicos, sin importar cuan ofensiva sean las opiniones.
También lea Facebook no planea levantar prohibición de TrumpPero un creciente número de líderes europeos ven una tercera vía para reducir las noticias falsas, el discurso de odio, la desinformación y los ataques personales venenosos, al tratar a las redes sociales como proveedores y no como dueños de plataformas neutrales que conectan a los consumidores con creadores de contenido digital, sino como editores con derecho propio.
Esto ayudaría a reducir los temores de censura estatal de la libertad de expresión, dicen.
Enmendar las leyes para hacerlos legalmente responsables, así como los periódicos y otros medios de comunicación tradicionales son responsabilizados por el contenido que publican, haría a las compañías de redes sociales responsables ante demandas de difamación y calumnias.
Al bloquear el contenido y prohibir a algunos usuarios, las compañías de redes sociales han fortalecido sin querer el argumento de que ellos son proveedores de contenido, así como ahora están tomando un rol mayor como editores de opinión.
“Creo que hay un debate real sobre el estatus de las grandes compañías de internet y si deberían ser identificadas como simples plataformas o como editores, porque cuando empieza a editorializar, entonces estás en un mundo diferente”, dijo a un comité parlamentario el primer ministro británico, Boris Johnson, la semana pasada.
También lea Twitter suspende de modo permanente la cuenta de Donald TrumpMuchos líderes de la Unión Europea han criticado a las compañías de redes sociales por suprimir a Trump y sus seguidores de sus plataformas. Facebook ha bloqueado o borrado contenido que usan la frase “Paren el robo”, que se refiere a los falsos alegatos de fraude electoral. Twitter dice que ha suspendido más de 70.000 cuentas de creyentes de teorías conspirativas de QAnon, que creen que Trump libra una guerra secreta contra una élite de satánicos y pedófilos en el gobierno, el sector privado y los medios.
La presidente alemana Angela Merkel expresó su preocupación sobre bloquear y borrar contenidos, diciendo que era excesivo.
“El derecho a la libertad de opinión es de importancia fundamental”, dijo su portavoz, Steffen Seibert, a los periodistas.
Algunos países dirigidos por gobiernos populistas, como Polonia, están considerando elaborar legislación que le prohibiría a Facebook, Twitter y otras empresas de redes sociales censurar opiniones, por temor que los censuren a ellos.
Redes sociales y medios de comunicación
Pero la presión política también está aumentando en otros países para que el Estado regule la libertad de expresión y que modere las plataformas de redes sociales.
La idea de que las compañías de redes sociales deberían estar sujetas a regulaciones similares a las de prensa, radio o televisión no es nueva. Los dueños de periódicos se han enfurecido porque las plataformas de redes sociales son tratadas diferente bajo la ley en relación a los medios tradicionales.
También lea Twitter prohíbe afirmaciones falsas sobre vacunas para el COVID-19El año pasado, Facebook rechazó la idea de que las plataformas de redes sociales sean tratadas como medios tradicionales, argumentando en un reporte que deberían ser ubicadas en una categoría a medio camino entre los periódicos y la industria de las telecomunicaciones.
La compañía estuvo de acuerdo en que nuevas reglas regulatorias son necesarias, pero argumentó que deberían enfocarse en el monitoreo y en mecanismos que las empresas pondrían a funcionar para bloquear publicaciones “dañinas”, en lugar de restricciones sobre las compañías que publican ciertos tipos de discursos o que sean responsabilizados por el contenido.
El cabildeo de Johnson para que se trate a los gigantes de las redes sociales como medios tradicionales está teniendo eco en Estados Unidos, donde el Congreso aprobó la Ley de Decencia en las Comunicaciones, en 1996. Esta medida permitió a las empresas regularse a sí mismas y las protegió de ser responsabilizadas por la mayoría del contenido que se publica en sus plataformas.
También lea Parler, una nueva red social para conservadores descontentos con Twitter y FacebookLa Sección 230 de la ley dice: “Ningún proveedor o usuario de un servicio interactivo de computadora deberá ser tratado como un editor o difusor de cualquier información publicada por otro proveedor de contenido de información”.
Irónicamente, la Sección 230 ha generado la desaprobación de tanto Trump como del presidente electo Joe Biden. Ambos han pedido que se anule dicho artículo, lo cual haría a las redes sociales legalmente responsable por lo que la gente publica, dejándolos vulnerables ante demandas por difamación y calumnias.
La semana pasada, Biden le dijo al diario The New York Times, que el favorecía que el escudo que protege a las empresas de internet sea “revocado, inmediatamente”.