Una violenta huelga policial en el noreste de Brasil ha puesto de relieve el malestar de los policías en otras partes del país, y algunas fuerzas incluso amenazaron con protestar al inicio de los festejos del Carnaval.
La huelga de la policía militar en el estado de Ceará por aumentos de salarios, y en la que un senador fue herido de bala, es un dolor de cabeza para el presidente Jair Bolsonaro, un firme defensor de las fuerzas policiales y quien ha prometido frenar los crímenes violentos.
“Desde luego que las huelgas policiales podrían extenderse”, dijo el legislador Guilherme da Cunha, del estado de Minas Gerais, donde la policía obtuvo un aumento salarial de 42% este año después de amenazar con un paro de labores. “Desde el momento que la gente que monopoliza las armas de fuego descubre su propia fuerza, existe un riesgo”.
En Ceará, los crímenes violentos se han disparado durante la huelga policial, con al menos 88 asesinatos en tres días, de acuerdo con el portal de noticias G1, citando a funcionarios estatales.
Bolsonaro ha enviado a cientos de efectivos de la guardia nacional y a 2.500 soldados a mantener el orden.
Durante la huelga, el senador Cid Gomes recibió un balazo en el pecho al tratar de disolver una protesta policial con una retroexcavadora. Se encuentra en condición estable. Horas antes, agentes enmascarados obligaron al cierre de negocios, ocuparon cuarteles y dañaron vehículos policiales.
Alcaldes de varias localidades pequeñas en el estado, de menos de 30.000 habitantes, cancelaron los festejos del Carnaval. En Paracurú, donde las autoridades esperaban 40.000 juerguistas por día, el alcalde indicó que no podría garantizar la seguridad en las calles.
Aunque las huelgas policiales son ilegales en Brasil, podrían extenderse a otros estados, dijeron legisladores y expertos en seguridad pública a The Associated Press.
En el estado de Alagoas, la policía civil, a cargo de investigaciones penales, ha estado en huelga desde hace dos semanas.
“El gobernador ha hecho muchas promesas vacías a la policía militar. Esa bomba puede explotar en cualquier momento”, advirtió el legislador Davi Maia, quien ha recibido a la policía en el Congreso para discutir sus reclamos.
En Paraiba, la policía militar realizó un paro de 12 horas el 19 de febrero. En Santa Catarina, agentes de seguridad pública amenazaron con trabajar con más lentitud, lo que paraliza las operaciones hasta cierto punto, pero sin caer en una huelga ilegal.
En Río, una asociación de guardias municipales, los que patrullan los parques y otros sitios públicos, comenzaron una huelga el sábado, iniciado el Carnaval.
Muchos creen que los agentes de la policía están envalentonados por las elecciones de 2018 en que ganaron Bolsonaro y otros partidarios fervorosos de la ley y el orden. Bolsonaro, capitán retirado del ejército, apoyó a las fuerzas armadas durante sus 30 años en el legislativo y ha dicho que los agentes que matan en cumplimiento del deber deberían recibir medallas.
El Carnaval es una buena oportunidad para que los empleados públicos, entre ellos los policías, presionen a las autoridades, que temen la violencia y los saqueos durante los festejos.
Turistas y juerguistas que acuden al Carnaval suelen ser víctimas de los carteristas. En el estado de Sao Paulo, la policía ha arrestado a 240 sospechosos como parte de un operativo de seguridad para el Carnaval.