El más mortal ataque terrorista en la historia de Turquía ha dejado conmocionado al país, pero los llamados a la unidad están siendo ignorados, envenenado la política turca a solo semanas de elecciones que es poco probable que pongan fin al estancamiento parlamentario.
Pocas horas después de las explosiones que dejaron por lo menos 97 muertos y 246 heridos el sábado en Ankara, los políticos turcos intercambiaban acusaciones.
Separatistas kurdos y el partido centrista pro-kurdo acusan al gobierno de Recep Tayyip Erdogan o los servicios de inteligencia de estar detrás de las explosiones que probablemente fueron llevadas a cabo, de acuerdo con una evaluación de seguridad inicial, por dos hombres suicidas.
El primer ministro turco, Ahmet Davutoglu, dijo el lunes que el grupo Estado Islámico es el principal sospechoso de los investigadores que trabajan para determinar quien fue responsable de los ataques.
Pero anteriormente, políticos del gobierno afirmaban que los kurdos mismos atacaron con explosivos una manifestación por la paz de los pro-kurdos organizada por grupos laborales y de la sociedad civil, una señal del nerviosismo del partido gobernante sobre el posible impacto en la elección según analistas.
Encuestas de opinión muestran que las elecciones parlamentarias a realizarse dentro de 20 días, probablemente produzcan un resultado similar al de los comicios del 7 de junio, forzando a los partidos una vez más a negociar para la formación de un gobierno de coalición.