En Venezuela las sesiones de la Asamblea Nacional (AN) de los martes ya no son iguales. Durante las últimas cinco semanas los diputados han tenido que ocupar plazas, anfiteatros y centros culturales para poder sesionar.
Todo ello debido a que el Palacio Legislativo, sede de la AN que lidera el presidente encargado Juan Guaidó, fue ocupado por una fracción opositora del órgano que tomó el edificio con la ayuda de fuerzas al servicio del presidente en disputa, Nicolás Maduro.
Desde entonces el edificio fue militarizado y se impidió el ingreso a Guaidó y a mayoría de los diputados de oposición.
“¿Dónde será la sesión mañana?”, “¿Pueden confirmar si será en el lugar que se rumora?”, “¿Van a cambiar el sitio?”, son algunas de las preguntas que constantemente formulan los periodistas a los encargados de prensa de la AN.
La improvisación forma parte del orden del día. El lugar en el que se llevará a cabo cada sesión se revela pocas horas antes por razones de “seguridad”, tal y como explica a la Voz de América el legislador José Gregorio Correa.
Una mesa, un podio, sillas de plástico, un equipo de audio rentado, los símbolos patrios y en ocasiones un toldo para protegerse del inclemente sol, se integran al espacio público convertido en efímera sede del parlamento venezolano.
“Nada impide que sigamos funcionando, la mayoría fuera del recinto porque nos lo permite el Reglamento. No hemos querido dejar de cumplir con el mandato que nos dieron el 6 de diciembre de 2015 y seguir representando a esa población que votó por nosotros y que no podemos defraudar", dijo el legislador Correa a la VOA.
Los diputados de oposición han dicho que al no poder sesionar en el Palacio Federal Legislativo desde el pasado año, buscan cada martes dónde hacerlo de conformidad con el artículo 1 del Reglamento Interior y Debates de la AN.
Según dicho artículo, si bien el Poder Legislativo debe reunirse en el Palacio Federal Legislativo, puede sesionar “en un lugar diferente o en otra ciudad, por acuerdo de la mayoría de sus integrantes o por decisión de la Junta Directiva”.
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Hasta el momento, y desde los días de enero en que se le vió a Guaidó intentar ingresar al Palacio a través saltando la verja que rodea el edificio, la emblemática sede ha estado ocupada por diputados disidentes de la oposición, que conformaron una asamblea bajo el amparo de Maduro.
Los comanda el parlamentario Luis Parra, quien fue juramentado como presidente del parlamento reconocido por el gobierno en disputa, el mismo día que fue juramentado Guaidó en la sede el diario El Nacional, y en medio de un proceso plagado de irregularidades y considerado ilegítimo por la mayoría opositora y gran parte de la comunidad internacional.
La situación generó un nuevo episodio en la crisis institucional que atraviesa Venezuela y que se ha exacerbado en lo que va de 2020.
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Entre el dolor y la impotencia
Consultado sobre lo que significa verse obligado a trabajar en un lugar diferente al Palacio Federal Legislativo, el parlamentario Correa lo califica como un “dolor”.
“Para mí particularmente es un dolor no estar en el hemiciclo porque al fin y al cabo ese es el escenario natural. Aunque no tengamos el hemiciclo, seguimos siendo el poder legislativo legitimo”, dijo a VOA Noticias.
El diputado Daniel Antequera, por su lado, expresó “impotencia” ante la situación. No obstante dice que se encuentran “cumpliendo una obligación que es histórica y constitucional”.
“Estamos enfrentando un monstruo que tiene muchísima maldad para que la gente no se exprese”, afirma el legislador, que como el resto dice que está comprometido a seguir cumpliendo con su deber pese a las adversas circunstancias.
“Las instituciones no son los espacios físicos, es donde están sus representantes, pero sin duda alguna esos simbolismos son necesarios para robustecer las democracias que siempre tienen que ir buscando la perfección, lamentablemente en Venezuela van hacia atrás”, lamentó Antequera.
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Sorteando la persecución
Por si fuera poco, los legisladores han denunciado que en días pasados, al término de las sesiones, los cuerpos de seguridad del Estado han detenido a las personas “que prestan el apoyo” logístico, que van desde las cornetas y los micrófonos hasta las sillas.
“Los han ido liberando poco a poco, pero si quedan secuestrados, retenidos o les roban los equipos”, explica la parlamentaria Adriana Pichardo.
El ejemplo más reciente fue este martes por la noche, al culminar el discurso de Guaidó en una plaza del este de Caracas al regreso de su gira internacional, -donde más temprano estaba previsto llevar a cabo la sesión del parlamento-, fue detenido el equipo que prestó apoyo logístico.
“Denunciamos la detención arbitraria de los colaboradores de la producción del evento hoy en la Plaza Bolívar de Chacao”, publicó la cuenta oficial de comunicaciones de la presidencia interina.
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