La llegada de la vacuna Spunik V a Venezuela ha despertado cuestionamientos entre la comunidad científica en Estados Unidos, sobre la aplicación de los protocolos científicos para los ensayos clínicos de la vacuna. Algunos especialistas temen que el proceso de prueba no se maneje de manera transparente.
El presidente en disputa, Nicolás Maduro anunció esta semana, en televisión nacional, que algunos voluntarios ya se estarían aplicando la vacuna procedente de Rusia, contra la COVID-19. Esta situación despierta cuestionamientos en algunos especialistas en Estados Unidos, como lo explica Carlos Torres Viera, médico infectólogo del Centro de Enfermedades Infecciosas del Sur de Florida.
"Desafortunadamente no hay garantía y ese es el problema de Venezuela. Lo que quiero decir es, yo no estoy en contra porque es una vacuna rusa. Si decimos que vamos a probar la vacuna norteamericana o inglesa yo no tendría ningún problema siempre y cuando sea nuevamente bajo un protocolo”.
El médico afirma que las dudas no pasan por el origen de la vacuna, sino en la poca información disponible con respecto a los protocolos de prueba. En este sentido asegura que los participantes deben estar informados sobre los procesos y deben tener ciertas condiciones. “Debería asegurarse que los pacientes que entran en ese protocolo tienen ciertas condiciones (…) En muchos casos, en la mayoría de estos estudios se está escogiendo personal sano”, afirma el especialista.
Bajo condiciones normales, esto no es algo extraordinario. Pero bajo las actuales circunstancias, esto representa un desafío en Venezuela, atendiendo que el país enfrenta inconvenientes para la realización de pruebas que descarten la presencia de COVID-19 entre los voluntarios.
“Cualquiera de ellas [las vacunas] que se quiera probar tiene que ser parte de un protocolo científico con criterios de ingreso, egreso, criterios diagnósticos que se tiene que cubrir como se hace en todos los países cuando se está haciendo un estudio científico”, explica Torres Viera.
Cualquier prueba clínica debe realizarse en una muestra representativa de pacientes que cumplan ciertas condiciones, explicó Arturo Casadevall, médico inmunólogo de la Universidad Jonhs Hopkins.
“Para que el estudio esté bien realizado se necesitan muchas personas (…) Las personas que en estos momentos son los mejores candidatos, [son] personas en buena salud porque así no tenemos que preocuparnos de ninguna complicación”.
Otro gran reto en una Venezuela donde, según el Programa Mundial de Alimentos de la ONU, más del 32% de la población padece hambre y dos millones de casos están catalogados en condición de inseguridad alimentaria severa.