Rusia alude falsamente a "genocidio" para justificar sus acciones contra Ucrania

Un soldado ucraniano en la línea del frente cerca de la ciudad de Novoluhanske, en la región de Donetsk, Ucrania, el 22 de febrero de 2022.

Rusia ha usado abiertamente el término genocidio contra sus oponentes, no solo ahora en Ucrania, sino también en Georgia durante la guerra de 2008 en esa exrepública soviética.

El 15 de febrero, el presidente ruso, Vladimir Putin, acusó a Ucrania de “genocidio” en las regiones separatistas del este del país.

“En nuestro punto de vista lo que está sucediendo ahora en Donbas es genocidio”, dijo Putin en una conferencia de prensa con el canciller alemán, Olaf Scholz, quien estaba en Moscú para persuadir a Rusia a que retirara las tropas concentradas en las fronteras de Ucrania con Rusia, Bielorrusia y Moldavia.

La acusación es engañosa.

En el pasado, Putin y otros líderes rusos han usado abiertamente el término genocidio contra sus oponentes, no solo en Ucrania, sino también en Georgia durante la guerra de 2008 en esa exrepública soviética.

En el caso de Ucrania, un argumento común es la persecución de la población de habla rusa, alegando leyes que prohíben el uso del idioma ruso en público. De hecho, eso no es cierto.

Más recientemente, Putin se quejó repetidamente de una ley que reconoce a los pueblos autóctonos de Ucrania. Según él, la ley excluye a los rusos como pueblo autóctono y comparó a Ucrania con la Alemania nazi.

Lo que no mencionó es que la ley excluye también a ucranianos y solo se aplica a grupos selectos dentro de una definición de Naciones Unidas.

Nunca ha habido pruebas de que las autoridades ucranianas hayan cometido “genocidio” o un exterminio forzado de algún grupo específico desde que Rusia instigó la guerra en Ucrania en la primavera de 2014.

Los grupos étnicos rusos viven pacíficamente en toda Ucrania, algunos incluso integrados a las fuerzas armadas ucranianas. El idioma ruso es de uso común en el país, lo que contradice que se persigue a quienes lo hablan. Por el contrario, algunas autoridades de las llamadas “repúblicas populares” de Donetsk y Luhansk han removido la lengua ucraniana de la vida pública y la educación.

En la guerra en Donbas han muerto unos 14.000 ucranianos, en su mayoría civiles. Rusia ha promovido el conflicto suministrando a las fuerzas prorrusas comandantes, municiones, combustible y otros pertrechos militares.

Definición de genocidio

Naciones Unidas define el genocidio como:

“Cometer alguno de los siguientes actos con la intención de destruir, total o parcialmente, a un grupo nacional, étnico o religioso:

Asesinar a miembros del grupo

Provocar graves daños mentales o corporales a miembros del grupo

Infligir deliberadamente al grupo condiciones de vida calculadas para causar su destrucción física, total o parcialmente

Imponer medidas dirigidas a impedir los nacimientos dentro del grupo

Transferir a la fuerza a los niños del grupo a otro grupo”.

Quizás el incidente más cercano fue en 2014 por las fuerzas de ocupación rusas en Slovyansk, donde las tropas ucranianas que retomaron la ciudad hallaron una fosa común con 20 cadáveres. Entre los muertos había un ministro protestante y algunos miembros de una congregación local. Los protestantes han sido perseguidos en territorio ruso, donde sus congregaciones están prohibidas.

Desde 2014, la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa, OSCE, ha mantenido una misión de observadores en Donbas para monitorear a ambas partes del conflicto. Aunque las fuerzas prorrusas han restringido a menudo los movimientos de la misión en los territorios bajo su control, la OSCE nunca ha encontrado indicios de “genocidio”.

La misión tiene acceso total al territorio controlado por el gobierno ucraniano y allí no se ha reportado genocidio.

Estados Unidos ha condenado las falsas denuncias de “genocidio” de Rusia, a la cuales considera argumentos para más incursiones armadas contra Ucrania.

“Es una falsa narrativa que Rusia está desarrollando para usar como pretexto para una acción militar contra Ucrania”, dijo el portavoz del Departamento de Estado de EE. UU., Ned Price, el 17 de febrero pasado.

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Provocaciones

Ese día, los monitores de la OSCE reportaron un masivo bombardeo de artillería de las fuerzas prorrusas en Donbas. Un proyectil cayó en un jardín de la infancia cuando los niños estaban desayunando. Afortunadamente, nadie resultó herido, aunque un maestro sufrió golpes menores producto de una detonación.

Los separatistas acusaron al lado ucraniano de violar el alto al fuego, pero pruebas estuvieron en su contra. La OSCE reportó alrededor de 500 violaciones, entre ellas 300 explosiones, el 17 de febrero desde Donetsk y Luhansk combinadas.

El 18 de febrero, autoridades prorrusas en las dos provincias anunciaron la evacuación de civiles hacia Rusia, y en los videos se observaron autobuses listos para cargar los pasajeros. Un video en las redes sociales presuntamente mostraba a civiles marchando hacia Rusia en autos privados.

El Kremlin tiene un historial de abusar con el término “genocidio”, señalaron el periodista Matthew Kupfer y el académico Thomas de Waal en un artículo escrito en 2014 para el Fondo Carnegie para la Paz Internacional.

“En el discurso ruso, ha idea de un ‘genocidio’ cometido por los ucranianos contra la etnia rusa proliferó en la oposición en la Revolución Naranja de 2004. Ese año, un sitio web en lengua rusa publicó un artículo titulado ‘Las primeras señales del etnocidio ruso’ en referencia a un proyecto de ley que habría requerido a todos los empleados públicos usar la lengua ucraniana. El proyecto fue rechazado en el parlamento ucraniano, pero el autor creía que aún podría ser aprobado en el futuro. Si eso sucedía, vaticinaba, los ruso parlantes serían excluidos del gobierno, sus medios de prensa eliminados, no podrían defenderse ante las cortes, e incluso enfrentarían agresiones y asesinatos…

“El líder separatista de Donetsk Denis Pushilin habló de enfrentamientos en Odesa el 2 de mayo de 2014, cuando más de 40 personas perdieron la vida en un incendio, como ‘el genocidio de Odesa’. El 13 de mayo, otro líder rebelde, Miroslav Rudenko, dijo que los separatistas quisieran un ‘divorcio civilizado’ de Ucrania, pero que los ‘esfuerzos de la junta’ complicaban el proceso. ‘Ahora hay fuerzas de ocupación en el territorio de la república que cometen actos terroristas y genocidio contra la población civil’, explicó. En Rusia, Sergei Naryshkin, el presidente del parlamento, calificó las acciones del gobierno de Kiev de un ‘genocidio real de las naciones rusa y ucraniana”.

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[Publicado por polygraph.com]

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