Elisa Reyes ya es una de las 2 mil 900 personas que, para finales de julio, según el Ayuntamiento de Nuevo Laredo, habían sido regresadas a México bajo la política que se conoce como el “Protocolo de Protección de Migrantes”. Allí, esta hondureña de 36 años y sus dos hijos tendrán que esperar su cita en una corte en Estados Unidos.
Elisa dijo que ella “esperaba” que en México la recibieran bien, ya que viajaba con niños. Sin embargo, se encontró con que “no hay albergue en ningún lado”. “Todos los albergues supuestamente o están abarrotados o ya cerraron”, dijo la hondureña. Esta fue una queja que escuchó repetidamente la Voz de América durante su visita a Nuevo Laredo.
Aun así, Raúl Cárdenas, secretario del Ayuntamiento de Nuevo Laredo, asegura que existe un sistema de asistencia que ha sido implementado. “Tenemos albergues municipales, que el gobierno subsidia al 100%, lo pagamos todo”, dijo el funcionario.
De acuerdo a Cárdenas colaboran con organizaciones que ayudan a estas personas en Nuevo Laredo. “En México, la constitución política de los Estados Unidos mexicanos establece derechos y garantías que deben tener todas las personas que estén en la ciudad”, añadió Cárdenas.
Una historia similar tienen Inés Posas y su hijo Yanquen, quienes llegaron hasta este punto en el estado de Tamaulipas, en la ciudad de Nuevo Laredo, con más preguntas que respuestas, después de haber sido traídos desde EE.UU.
“No pienso arriesgar más mi hijo, aquí en estas condiciones, no tengo ningún familiar aquí en México, no tengo a nadie aquí en México”, dijo la hondureña cuyo hijo fue diagnosticado con autism.
Según Inés, no hay garantía de que reciba asistencia en México, adonde, ella, como más de 37000 personas, según cifras de la Patrulla Fronteriza, han sido devueltas para que esperen allí sus procesos migratorios