La tecnología puede conducir al progreso, pero también a retrocesos de la libertad. Eso podría estar ocurriendo en países, especialmente los autoritarios, donde los gobiernos están usando la pandemia como el pretexto para aumentar la vigilancia de la ciudadanía. China es uno de los mejores ejemplos, donde se usa la tecnología para silenciar a quienes no comparten la narrativa oficial sobre los acontecimientos del momento.