Tras una hilera de cilindros acomodados uno tras otro, decenas de venezolanos esperan ansiosos la llegada del camión que traerá el gas para poder cocinar. No importa si se trata de una zona pobre, rica o de clase media. En todo el país el servicio falla, y en casa de Yelitza Guerra, maestra de una comunidad rural de Caracas, ya se han habituado.