La crisis de refugiados de Ucrania tiene otros protagonistas menos visibles, pero también importantes: las mascotas. A la estación de tren de Przemysl, en Polonia, llegan a diario cientos de familias, muchas de ellas con su perro o gato. Algunos, cuentan, no pudieron llevarlos consigo; para otros dejarlos simplemente no era una opción. “Es mi familia”, asegura una refugiada ucraniana mientras sostiene a su mascota.