El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, volvió a insistir en que sus políticas inmigratorias no son un llamado a la inmigración ilegal y que su intención al implantar esas medidas no es que las comunidades inmigrantes, como las de Centroamérica, se vean alentadas a cruzar la frontera.
“Puedo decir claramente que no vengan”, dijo el mandatario durante una entrevista con ABC News el martes por la noche.
“No abandonen su comunidad”
Biden recalcó que su administración está alistando los preparativos para instalar de nuevo los centros de procesamiento en los países de Centroamérica, para que las personas puedan pedir asilo en esos lugares sin necesidad de hacer “la peligrosa travesía” hasta la frontera sur de Estados Unidos.
“Estamos en el proceso de instalarnos. No abandone su pueblo, su ciudad o su comunidad”, expresó durante la entrevista.
El presidente habló sobre la situación después de que se confirmó que los cruces fronterizos en el suroeste están en camino de alcanzar los niveles más altos en 20 años.
La situación ha provocado una profunda preocupación en las filas republicanas, que ya alertaban de que las políticas inmigratorias del nuevo gobierno suponían “un incentivo a la inmigración ilegal”.
Por eso, a principios de esta semana un grupo de congresistas republicanos se desplazó hasta El Paso, Texas, para ver de primera mano cuál era la situación con los inmigrantes, especialmente los niños no acompañados que ahora están en custodia de la Agencia de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP en inglés).
La reconstrucción del sistema inmigratorio
La portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki, coincidió en rueda de prensa con el mensaje del mandatario e hizo a un llamamiento a la paciencia debido al estado en que, según dijo, la anterior Administración dejó el sistema inmigratorio. “Estamos trabajando en reparar lo que se había convertido en un sistema desmantelado y no preparado en absoluto. Va a demorar algún tiempo".
Psaki reconoció la compleja situación en que se encuentra la frontera estos días, con la llegada de miles de migrantes cada día, pero descartó que el Gobierno esté sopesando declarar una emergencia ya que, según dijo, "su foco" está en restaurar el sistema para así agilizar el proceso, de manera que, sobre todo los menores, puedan abandonar la custodia de las autoridades fronterizas cuanto antes.
Era suficiente para la Administración previa, porque estaba expulsando niños, pero nosotros decidimos que gestionaríamos esto de manera más humana"
Jen Psaki, portavoz de la Casa Blanca
La llegada de jóvenes migrantes no acompañados ha puesto en jaque a la Administración Biden, que desde hace semanas busca cómo darles cobijo en un escenario aún más complejo debido a la pandemia. Psaki lamentó que, al comienzo de la nueva presidencia, había unas 13.000 camas a disposición de las autoridades fronterizas, si bien la capacidad real y el personal, se habían reducido significativamente debido a las restricciones impuestas por la pandemia.
“Esto era suficiente para la Administración previa, porque estaba expulsando niños, además de familias y adultos solos; pero nosotros decidimos que gestionaríamos esto de manera más humana", zanjó.
“Situación difícil”
El martes, el secretario de Seguridad Nacional de Estados Unidos (HHS, por sus siglas en inglés), Alejandro Mayorkas, admitió en un comunicado que la región verá a más personas intentando entrar al país que en cualquier otro momento de los últimos 20 años y describió el incremento de inmigrantes llegando a la frontera de México como una "situación difícil".
Mayorkas afirmó en el texto que el gobierno está creando un centro de procesamiento conjunto para transferir a niños tan pequeños como de seis años a la custodia del Departamento de Salud y Recursos Humanos (HHS por sus siglas en inglés) y está intentando encontrar refugios adicionales para ellos.
"Por difícil que sea la situación fronteriza ahora, la estamos abordando. Hemos actuado y hemos avanzado. No nos hacemos ilusiones sobre lo difícil que es y sabemos que llevará tiempo. Lo haremos", afirmó.
El Gobierno de Biden ha puesto velocidad en el procesamiento de los casos de cientos de menores de 18 años que han cruzado solos la frontera sur al día desde Centroamérica y México.
Los funcionarios han advertido que "la frontera no está abierta" y han dicho que están devolviendo a los adultos y a las familias que han intentado cruzarla ilegalmente desde que Biden asumió el cargo prometiendo revertir algunas de las políticas de línea dura de su predecesor, Donald Trump.
"Estamos expulsando a la mayoría de los adultos y familias. No estamos expulsando a niños no acompañados. Estamos asegurando nuestra frontera, ejecutando la autoridad de salud pública de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) para salvaguardar al público estadounidense y a los propios migrantes, y proteger a los niños. Tenemos más trabajo por hacer", advirtió Mayorkas.
Según fuentes oficiales, más de 9.000 menores no acompañados fueron interceptados en la frontera solo en febrero, de los cuales miles están bajo custodia del Departamento de Salud, que se encarga de su resguardo. De acuerdo con la ley, los niños deben ser transferidos a los refugios administrados por el HHS en 72 horas.
Mayorkas reconoció además que las instalaciones de la Patrulla Fronteriza están abarrotadas y que el plazo de 72 horas para su traslado al HHS no siempre se cumple.
¡Conéctate con la Voz de América! Suscríbete a nuestro canal de YouTube y activa las notificaciones; o bien, síguenos en redes sociales: Facebook, Twitter e Instagram.